El MoMA inaugura exposición con las obras más experimentales del artista
Reúnen pinturas, esculturas, dibujos y grabados creados entre 1913 y 1917
Martes 20 de julio de 2010, p. 5
Nueva York, 19 de julio. Una exposición que abre puertas a una etapa de la pintura de Henri Matisse reveladora de un espíritu indagador y exigente, poco estudiada en profundidad, fue inaugurada aquí en el Museo de Arte Moderno (MoMA).
La colección de 120 piezas, entre pinturas, esculturas, dibujos y grabados, abarca desde su regreso de Marruecos, en 1913, hasta su partida hacia Niza, en 1917.
De esa época datan, a juicio de la crítica, algunas de las obras de Matisse más experimentales, extrañas incluso a su universo humano y pictórico, con predominio de lo descriptivo y geométrico, los negros y grises.
El propio artista, según los curadores de la muestra, reconoció al final de su vida la importancia de esos años en su trabajo creativo, en el que surgieron, como precisaría también, los cuadros Bañistas junto a un río (1909-1910, 1913, 1916-1917) y Los marroquíes (1915-1916).
Con el título Matisse: radical invention, la exposición tiene el mérito de aproximar a los espectadores al contexto esencial de su obra y no sólo a sus cualidades formales, a la naturaleza física de los cuadros, cada uno con la historia de su creación
.
Hasta ahora, aducen los curadores, ese periodo fue desasido del resto de su trayectoria o tratado como una aberracción en el desarrollo del artista, una respuesta al cubismo o a la Primera Guerra Mundial
, ajena a su condición de exponente principal del movimiento fauvista, con su apego a los decorativo y a la exaltación del color.