Analizan en congreso papel del SIN en el desarrollo nacional
Jueves 6 de mayo de 2010, p. 36
México carece de un plan estratégico
a escala nacional –elaborado por científicos, industria y gobierno– que defina las líneas de investigación a largo plazo en los diversos campos del conocimiento. En estas circunstancias, es prácticamente imposible avanzar con paso firme hacia el desarrollo y atacar la pobreza y las desigualdades sociales.
En varias ponencias del primer congreso de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), a realizarse a partir de hoy en el hotel Real de Minas, en Querétaro, se advierte también sobre la pobre vinculación
existente no sólo entre la educación y los sectores productivo e industrial del país, sino también entre la academia y la problemática social.
Una de las conclusiones que se perfilan desde ahora en el Congreso, que tiene como uno de sus objetivos analizar el papel del SIN en las necesidades del siglo XXI en México, se refiere a que las universidades están llamadas a jugar un papel mucho más activo y preponderante en la propuesta de soluciones a los problemas del país.
Las universidades tienen el deber de involucrarse en los procesos sociales y contribuir con sus aportes científicos a la superación de los rezagos. No basta aportar en la formación de capital humano, también es fundamental la formación de capital social
, dice Juan Diego Ortiz Acosta, investigador de la Universidad de Guadalajara, en una parte de su ponencia.
Para Alberto Conejo Nava, del Instituto Tecnológico de Morelia; Felipe Córdova Lozano, de la Universidad de las Américas Puebla, y Felipe Vázquez Gutiérrez, del Instituto de Ciencias del Mar y Luminología, uno de los principales problemas que impiden el desarrollo tecnológico es la pobre vinculación entre los sectores educativo y productivo nacionales.
Señalan que mientras en los países avanzados las principales universidades e institutos tienen 80 por ciento del presupuesto de ciencia y contratos con el sector privado, en México los recursos siempre son insuficientes
y los convenios con el sector privado muy escasos, tanto para las instituciones públicas como para las privadas.
En las naciones industrializadas el binomio educación-sector productivo es la fuerza principal que genera conocimiento y, en consecuencia, riqueza que se transmite de generación en generación, dice Córdova Lozano.
José Juan Antonio Ibarra, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, señala que México debe afrontar diversos desafíos derivados de la globalización científica. Por ejemplo, lograr la capacidad suficiente para aprovechar al máximo los beneficios, o de lo contrario, deberá conformarse con participar como un instrumento más de los intereses extranjeros.
Luis Brito Castillo, del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, plantea que con acciones concertadas entre estos sectores, bajo una mirada de largo plazo y recursos suficientes, es posible atacar con éxito los problemas que aquejan a la sociedad mexicana, como la contaminación, escasez de recursos hídricos, desastres naturales, crisis económica, y ahora, el narcotráfico.