Los enfermos deben recibir frecuentes transfusiones sanguíneas
Viernes 19 de marzo de 2010, p. 41
La anemia afecta el desarrollo sicomotor y cognitivo, obstaculiza el crecimiento y está presente en 30 por ciento de menores de cinco años de edad, pero cuando el padecimiento se origina en una falla orgánica (de la médula ósea o por factores hereditarios), el problema se complica y requiere continuas transfusiones sanguíneas, las cuales conllevan otro tipo de riesgos para la salud, advirtieron hematólogos pediatras.
José de Diego Flores Chapa, jefe del servicio de Hematología Pediátrica del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE, explicó que las anemias más comunes, después de las que se deben a deficiencias en la nutrición, son las hemolíticas, en las cuales los glóbulos rojos se destruyen más rápido de lo que la médula ósea es capaz de producir para mantener la oxigenación de la sangre y el control de sustancias en el organismo, como la bilirrubina, entre otras.
Aunque no hay estadísticas oficiales sobre la frecuencia del mal, con base en estimaciones internacionales se sabe que entre cinco y 20 personas por 100 mil habitantes presentan esta alteración, las cuales enfrentan diversos obstáculos para lograr diagnóstico y tratamiento adecuados.
En principio, porque el padecimiento puede pasar desapercibido, no presenta síntomas, aunque los afectados sí lo transmiten a sus hijos. En los casos que se presentan manifestaciones, los afectados requieren de continuas transfusiones sanguíneas para compensar la deficiencia de glóbulos rojos, lo que a su vez, provoca otras complicaciones por la sobrecarga de hierro.
De no ser así, la acumulación de hierro suele afectar a diferentes órganos, principalmente el corazón y el hígado.
Explicó que entre los síntomas de las anemias hemolíticas está la fatiga, palidez, dificultad respiratoria, alteraciones en la frecuencia cardiaca, ictericia, orina oscura. También se presenta un retraso en el crecimiento y el desarrollo sicomotor.