Número 164 |
José Luis Trueba Lara Una interpretación E?n la gruta de Grimaldi, en Italia, se hallaron los esqueletos de una pareja estrechamente entrelazada de hace 30 mil años. Además de su significado para la paleontología, este hallazgo fue uno de los puntos de partida que inspiraron al escritor mexicano José Luis Trueba Lara a plantear 101 preguntas sobre el amor y el erotismo. Dada su formación como historiador y sociólogo, el autor revisa el papel del amor en la historia de la humanidad. El sentimiento parece haber acompañado a la especie desde los primeros tiempos. Sin embargo, no fue desde siempre monógamo ni invariablemente heterosexual; mucho menos ha acompañado siempre al erotismo. “El amor y la sexualidad, a pesar de tener un origen más o menos común -la necesidad de perpetuar la especie-, no siempre se han encontrado”, explica Trueba, en entrevista con Letra S. “Rara vez ambas cosas llegan a confluir. La coincidencia es más bien anómala.” El matrimonio ha enmarcado las relaciones de pareja desde hace siglos, pero no por eso ha estado ligado al amor. El casamiento por amor, deduce Trueba, es muy probable que no surgiera en la nobleza. “Más bien es un asunto de pobres, pues entre la nobleza, el amor se da con los amantes, porque los cónyuges se escogen por razones de Estado”. En cambio, entre los pobres no hay nada que perder. “El amor incluso se convierte en una posibilidad de sobrevivencia porque el matrimonio puede generar heredades en los hijos. Creo que el amor para elegir pareja nace primero entre los grupos más pobres y la trasminación social no es de arriba hacia abajo, sino al revés.” Ante la reciente aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, el también periodista rechaza que se esté reinterpretando el amor al “oficializar” las relaciones homosexuales. “Alguien más o menos sensato se dará cuenta de que, desde hace miles de años, el amor no viene etiquetado como heterosexual.” Y va más allá: “Tengo la impresión de que este matrimonio no supone siquiera una rediscusión de la familia porque las parejas homosexuales con hijos existen también desde hace mucho tiempo”. Siguiendo con la época actual, Trueba afirma que la sexualidad ha sido fuertemente afectada por el VIH/sida. “Se volvió algo peligroso, tanto que empezaron a buscarse relaciones completamente ascépticas, estériles, no en el sentido de no engendrar sino en el sentido de ser sin un sólo bicho”. Este momento crítico se combina con los adelantos tecnológicos como el Internet. “Uno puede hoy tener sexo por computadora y a la única que le caen los virus es a la máquina, lo cual es mejor que un condón”. Palabra de amor Hay sólo un momento en que los amantes deben hablar: la declaración de amor. “Quien declara su amor no revela secretos. Quiere decir aquello que se ha intuido pero no se ha pronunciado, y la única manera es declarándose. Lo que pide el amante es permiso de hablar”. Los amantes dejan fluir sus palabras y éstas buscan atarse a las de la pareja. “Si las palabras se atan a la perfección, aquéllo funciona; si no, empezaron los problemas”. Porque los conflictos amorosos siempre llevan el mismo reproche: “no entiendes lo que estoy diciendo”. Para Trueba, esta frase denota que alguien no entendió las palabras o que no las dijo bien. “Por eso creo que el amor es, antes que nada, un discurso”. Pero lo que más inspiró para este libro al también autor de Historia de la sexualidad en México fue el último acto de amor del filósofo austriaco André Gorz. Este pensador, creador de la ecología política, decidió suicidarse con su esposa en 2007, al saber que ella padecía una enfermedad terminal. “Comprendo la decisión de Gorz y la justifico sin dudar”, escribe Trueba en la introducción, y dedica las páginas siguientes a “explorar la geografía de lo amoroso” para entender por qué razón el ser humano puede amar y por qué la vida es difícil de explicar sin el amor. (Rocío Sánchez) |
Historias en el Suchiate. Calidad de vida Lipodistrofia: sobrevivir al VIH con el estigma corporal Entrevista Una interpretación del discurso del amor José Luis Trueba Lara LA CONTRA El erotismo no tiene fecha de caducidad Editorial
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