En el Senado de la República, académicos, escritores, intelectuales y politólogos manifestaron su apoyo a la reforma al artículo 40 constitucional, que la semana pasada aprobó la Cámara de Diputados y que incluyó la palabra laico en el definición del Estado mexicano, y exhortaron a que esa Cámara la ratifique.

Al participar en el foro Laicidad y democracia: 150 aniversario de la libertad de pensamiento, que se realizó el patio central del Senado, Carlos Monsiváis, Enrique González Pedrero, Rosaura Ruiz, Rodolfo Echeverría, Beatriz Pagés y Ruperto Patiño, coincidieron en que el respeto a las diferentes formas de pensar y la garantía de un Estado neutral es una fórmula para preservar la unidad del país

El escritor Carlos Monsiváis cuestionó el impulso de la derecha mexicana –eclesiástica y civil– y del presidente Felipe Calderón para rechazar esta reforma constitucional, que se inscribe en una estrategia más ambiciosa por la que intentan negar derechos a las minorías e imponer sus creencias.

Monsiváis evocó una serie de episodios que ilustran las tentaciones de miembros de la Iglesia y del poder político contra el Estado laico. Subrayó que “la estrategia no admite dudas, y ahora se refuerza con el rechazo del adjetivo laico en la Constitución: insistir en la libertad religiosa definida como el derecho a impartir educación religiosa en las escuelas públicas. No lo dicen con tanta claridad, para no perder fama de astutos, pero tal es el sentido de su batalla.

No podemos, insisten, abandonar el sistema educativo en manos de la laicidad negativa, aquella al margen del sometimiento a la ley de Dios, exaltada otra vez, el 11 de enero de 2010 por el arzobispo primado Norberto Rivera, a propósito de la igualdad ante la ley.

Recordó cuando el cardenal primado de México, en la embestida contra los matrimonios gay aprobados por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, alzó desventajosamente la ley de Dios contra la Constitución de la República.

El cronista dijo que “así como todavía no hay tácticas de costura para remendar el tejido social, tampoco la ofensiva salvacionista ha trascendido hasta el momento las acciones en contra de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, así se esmeren localmente las campañas de odio, el hostigamiento a los disidentes, la red de insultos, el alud de e-mails y telefonemas anónimos, las agresiones en la calle o los enardecimientos contra la heterodoxia.

“Se quiere aislar moralmente a la ciudad de México, y sobre todo, se quieren instrumentar los métodos que corresponden a la expresión de Benedicto XVI: el matrimonio de homosexuales puede poner en peligro la creación”.

Enríque González Pedrero, en su intervención, se preguntó: ¿Qué es un Estado laico? Y el mismo se respondió: aquél donde las iglesias no influyen en la marcha del poder y donde el poder político no interviene en las esferas de las religiones. Por tanto, lo laico es un espacio neutro (ni uno ni otro) donde hay mutuos respeto entre religión y Estado. Laicismo es el medio de buscar el bien colectivo respetando la diversidad social. Pero es también, la libertad de pensar y actuar.