En la actual administración, 94 mil 540 efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) –casi la mitad de los soldados de México– participan en acciones contra el crimen organizado, han logrado destruir 2 mil 485 pistas clandestinas de aterrizaje; decomisado 47 mil 364 armas (41 diarias) y más de 10 millones de pastillas sicotrópicas, y han erradicado 101 mil 351 hectáreas de cultivos ilícitos, señala el acuerdo de la Comisión de Defensa Nacional, en el que se reconoce la labor leal y patriótica de las fuerzas armadas mexicanas, como parte de la conmemoración del Día del Ejército, que se celebra este viernes.

Durante el gobierno de Felipe Calderón los militares han decomisado 447 aeronaves, 15 mil 995 vehículos, 134 embarcaciones, 84 mil 563 cargadores, 4 millones 542 mil 647 cartuchos, 156 millones 727 mil 416 pesos y 114 millones 392 mil 355 dólares.

El número de soldados que participan en labores contra el crimen organizado y la producción de enervantes se ha ido incrementando en años recientes.

En 2006, último año del gobierno de Vicente Fox, había 20 mil efectivos destinados a esas tareas; en 2007 la cifra aumentó a 30 mil, y conforme se pusieron en marcha los operativos conjuntos en 16 entidades, el número de militares se incrementó a casi 49 mil.

De acuerdo con datos del tercer Informe de gobierno de Felipe Calderón, la Sedena contaba, hasta junio de 2009, con 202 mil 355 efectivos; de ellos, 48 mil 750 participaban en acciones de combate al crimen organizado.

Según la información que posee la Cámara de Diputados, el número de elementos dedicados a esas actividades casi se ha duplicado en los ocho meses recientes, al llegar a 94 mil 540.

El acuerdo legislativo de la comisión que encabeza el priísta Adelio Vargas, del cual obtuvo copia La Jornada, refiere que hoy más que nunca el Ejército Mexicano y la Fuerza Aérea realizan tareas encaminadas a la preservación de nuestro estado de derecho, por lo que el combate al crimen organizado ha supuesto un redoblamiento de las capacidades logísticas, operativas y tácticas del Ejército para coadyuvar, con otras instituciones, a restituir la capacidad del Estado ante el embate del crimen organizado.

Agrega que sólo en este último rubro la Sedena mantiene permanentemente desplegados a 94 mil 540 elementos en todo el territorio nacional, y en lo que va del 1º de diciembre de 2006 al 15 de febrero del presente año, se han destruido 59 mil 979 hectáreas de mariguana y 41 mil 372 de amapola; se decomisaron 5 millones 810 mil 225 kilos de mariguana; 25 mil 522 kilos de semillas de amapola, y 10 millones 729 mil 117 pastillas sicotrópicas.

En el acuerdo se reitera el reconocimiento a la labor del Ejército y se señala que en el periodo señalado fueron destruidos 270 narcolaboratorios, 15 mil 505 kilogramos de sustancias químicas, 2 mil 485 pistas de aterrizaje y 11 mil 841 secaderos, y han sido detenidas 19 mil 882 personas.

Además, el acuerdo legislativo refiere que el Ejército ha ayudado a miles de compatriotas ante los desastres naturales aplicando el plan DN-III, como en los recientes casos en Michoacán, donde, por motivo de las inundaciones, participaron mil 237 elementos, se dio albergue a mil 141 personas afectadas y se distribuyeron 16 mil raciones alimenticias, evacuando de la zona a más de 5 mil personas.

El documento concluye que devaluar al Ejército es denostar a México; es ir en contra de todos aquellos valores que protegen nuestra soberanía, nuestras instituciones, nuestra forma de gobierno, pues es nuestro instituto armado el que con su trabajo sostiene y mantiene nuestra independencia como nación, en un mundo globalizado ante las amenazas y los riesgos potenciales contemplados en las agendas de la seguridad nacional.

Indica que, “efectivamente, debemos reconocer la gran problemática de seguridad interna que hoy enfrenta el país, derivada principalmente de las organizaciones criminales, donde nuestras fuerzas armadas han contribuido con todo su esfuerzo para contenerlas. También han forjado dentro de sus filas el espíritu genuino de comprometerse día con día con la paz y la estabilidad social.

Sin juzgar para bien o para mal las políticas públicas emprendidas por los diferentes niveles de gobierno en la lucha contra el crimen organizado, el Ejército se ha mantenido y se mantiene fiel a la política de la institucionalidad y la defensa del nacionalismo, de la soberanía, del gobierno y del territorio.