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México SA

Otro estrés más para México: el hídrico

Cayó 75% la disponibilidad de agua por habitante

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Labores de rescate de una zona de Chalco afectada por las recientes inundacionesFoto Jesús Villaseca
A

lo largo de su historia este heroico país ha pasado por cualquier cantidad de situaciones críticas (crisis económicas, políticas y sociales, invasiones, terremotos, inundaciones, gobiernos inútiles, etcétera), pero hasta donde se sabe nunca se encontró, como ahora, en condición de estrés hídrico, como resultado del desplome que se registra en materia de disponibilidad de agua por habitante, que en el último medio siglo se desplomó algo así como 75 por ciento.

El citado término no proviene del reporte de una suerte de ecosicólogo, sino de la Comisión Económica para América Latina, la Cepal, la cual advierte (Objetivos de desarrollo del milenio: avances en la sostenibilidad ambiental del desarrollo en América Latina y el Caribe) sobre la rápida reducción de dicha disponibilidad en este país, que ha tenido el potencial de superar prácticamente todo a lo largo de su historia, a pesar de todos los pesares. México, pues, corre el riesgo de quedarse seco: en 1950 la disponibilidad natural media anual de agua por habitante era de 17 mil 742 metros cúbicos; en 1980 se redujo a 6 mil 168 y en 2007 cayó a 4 mil 312, es decir un retroceso de 75.7 por ciento en el periodo, que se explica, en su gran mayoría, por el crecimiento poblacional del periodo, que se quintuplicó.

Ésos son los promedios, pero la Cepal subraya que se reporta una marcada variación en la disponibilidad de agua per cápita entre las regiones del norte y el sur del país. En la península de Baja California, y las regiones del río Bravo el sistema Lerma-Santiago-Pacífico se registran valores inferiores a mil 700 metros cúbicos anuales por habitante, de manera que se las considera regiones en condiciones de estrés hídrico. En cambio, en las zonas Frontera Sur y Golfo Centro la disponibilidad supera los 9 mil metros cúbicos anuales por habitante, lo que las sitúa como regiones de gran abundancia de agua.

La situación de la región de Aguas del Valle de México es la más preocupante, ya que tiene una disponibilidad inferior a los 500 metros cúbicos anuales per cápita (143 metros cúbicos) y se encuentra, por lo tanto, en condiciones de escasez grave. Además, como se desprende de los mapas comparativos 2007-2030 realizados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la disponibilidad natural media de agua seguirá disminuyendo y alcanzará niveles inferiores a mil metros cúbicos anuales por habitante. Las regiones de península de Baja California y el río Bravo, en particular, afrontan el riesgo de encontrarse en situación de escasez.

Un desafío importante en materia de planificación y gestión del recurso hídrico es cómo satisfacer la demanda pese a la variabilidad espacial y temporal de la oferta. En términos espaciales, los asentamientos humanos y las actividades económicas de uso intensivo de agua muchas veces se ubican en áreas donde la disponibilidad y calidad de ella no son adecuadas. Incluso en zonas de abundancia, la falta o deficiencia de la infraestructura conexa representan un grave inconveniente. Desde el punto de vista temporal, la variabilidad genera problemas como los ciclos de sequía o las inundaciones, que se verán amplificados debido a los efectos del cambio climático. Pues allí está: México, en estrés hídrico, que se suma a la larga cadena de estrés por otras razones (políticas, económicas y sociales, que de por sí provocan que la temperatura alcance niveles verdaderamente peligrosos).

La Cepal recuerda que América Latina y el Caribe es una de las regiones de mayor abundancia de agua en el mundo. Sin embargo, su distribución es muy desigual y los recursos hídricos están sujetos a numerosas presiones, entre ellas la extracción excesiva en actividades tales como la agricultura y la minería, el agotamiento de los acuíferos, la creciente contaminación hídrica, la deforestación y la destrucción de las cuencas de captación y las áreas de recarga. La gestión eficaz de los recursos hídricos ha adquirido nueva importancia debido a los efectos probables del cambio climático en la distribución e intensidad de las precipitaciones.

En términos agregados, la región está bien dotada de recursos hídricos. Aunque posee sólo 15 por ciento del territorio y 8.4 por ciento de la población mundiales, recibe 29 por ciento de las precipitaciones y cuenta con una tercera parte de los recursos hídricos renovables del mundo. Pese a esta abundancia relativa, presenta importantes problemas relacionados con la disponibilidad de agua en el tiempo y el espacio y su calidad. Estos inconvenientes se verán intensificados en el actual escenario de cambio climático.

Las tendencias regionales apuntan a un incremento considerable de la demanda de agua. Entre 1990 y 2004 ésta creció 76 por ciento, es decir, de 150 a 264.5 km3 anuales (PNUMA, 2009). El aumento obedeció a la expansión de la agricultura de riego, así como de los usos industriales y mineros y del abasto humano, sobre todo en las ciudades. Dado que todo esto ocurrió sin un desarrollo conexo de los medios de tratamiento de las aguas servidas, se tradujo en una contaminación generalizada de numerosas fuentes de recursos hídricos, especialmente cerca de las grandes ciudades y debajo de ellas.

Entre los principales factores de presión sobre la disponibilidad de agua se cuentan la extracción excesiva, el agotamiento de los acuíferos, la creciente contaminación hídrica –como resultado del vertimiento de aguas residuales no tratadas de la industria manufacturera y la minería, así como de las aguas servidas de origen doméstico– y la destrucción de las cuencas de captación y las áreas de recarga. La deforestación y tala de bosques también tienen efectos negativos en la producción y regulación de los ciclos hídricos, mientras la erosión de los suelos reduce la capacidad de almacenamiento y provoca la sedimentación de los cauces, con lo cual aumentan los costos de tratamiento.

Los sectores productivos de uso intensivo de agua, como son la minería, la agricultura y la acuacultura, han continuado expandiéndose en la región, con lo cual aumentan más las presiones sobre el recurso. El caso de México sirve para ilustrar esta situación.

Las rebanadas del pastel

Y hasta allí, porque se volvió a ir la energía eléctrica y el no-break ya no aguanta, mientras Calderón asegura que la CFE no sólo ha podido con el paquete, sino que lo ha hecho de maravilla.