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Internos en penales de seguridad o sus familiares pretenden amedrentarlos: PJF

Amenazados por el crimen organizado, 43 de los 63 jueces en materia penal

Han incrementado las medidas de seguridad y reciben protección de agentes de la PGR

 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de febrero de 2010, p. 9

Dos terceras partes de los jueces federales que atienden asuntos en materia penal reciben protección y han incrementado sus medidas de seguridad en el entorno personal, ante las amenazas veladas o directas de internos o de familiares de éstos, revelaron fuentes del Poder Judicial de la Federación (PJF).

En este contexto, la magistrada Elvia Díaz de León reconoció que las amenazas existen, debido a que el crimen organizado trata de amedrentar a los impartidores de justicia; sin embargo, están preparados para desarrollar su labor.

De acuerdo con los datos obtenidos, 43 de los 63 jueces que hay en el país dedicados a atender el otorgamiento de órdenes de aprehensión, instaurar procesos penales y procedimientos de amparo en materia de crimen organizado, han sido víctimas de amenazas.

De acuerdo con los entrevistados, viven en esa situación principalmente quienes dirigen juzgados que tienen actividad con reos en penales de máxima seguridad, como El Altiplano (antes La Palma), Occidente (conocido anteriormente como Puente Grande), Matamoros y Nayarit.

Ellos “han sido más amenazados; por esa razón se han enviado solicitudes de protección a la Procuraduría General de la República y a la Secretaría de Seguridad Pública federal, y esas instituciones han designado a los escoltas.

Igualmente, a los juzgadores que se considera que corren más riesgos les han asignado vehículos blindados, señalaron las fuentes consultadas.

Para los integrantes del Poder Judicial de la Federación, antes los delincuentes tenían palabra; entre ellos se respetaban y también a los jueces cuando éstos no les recibían sobornos. Ahora los narcotraficantes no respetan a nadie, ni siquiera a sus propios secuaces.

No fomentar la cultura del miedo, plantea Díaz de León

Ayer, en el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), la magistrada Díaz de León recibió un doctorado honoris causa; en su discurso de agradecimiento señaló que “ser juez penal requiere mucho más que un adecuado manejo del derecho y de los conocimientos jurídicos, ya que él penetra en el mundo de la delincuencia al observar el alma desnuda del hombre con sus más bajas pasiones e instintos, su miseria moral, lo que se pone de manifiesto por el daño causado.

“(...) Hay muchos males que aquejan a nuestra sociedad, entre ellos el narcotráfico, la delincuencia organizada y la violencia que éstas generan.

“Por eso no podemos, en el ámbito de nuestra competencia, permitir que esos males sigan vejando a los ciudadanos, pues al hacerlo coadyuvaríamos a fomentar una cultura del miedo en nuestra sociedad.

Al dirimir los conflictos que se ponen a consideración de un juzgador penal, las partes llegan con dolor, rencor, anhelos de venganza o con sentimientos de culpa y arrepentimiento (desgraciadamente éstos son los menos), o bien, con agresividad, amenazantes, con la finalidad de intimidar, o con adulación y lisonja con el propósito de corromper, dijo Díaz de León.