Se debe y puede construir una sociedad más justa, en la cual nadie esté en el olvido, en la exclusión o en la persecución por sus ideas, color de piel o preferencias sexuales, afirmó ayer el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, en el marco de la ceremonia de entrega de 2 mil 491 tarjetas de pensión alimentaria a mayores de 68 años, en el Auditorio Nacional.

Queremos un país justo, donde haya respeto y libertades para todos. Eso lo estamos construyendo hoy, resumió.

Aseveró que a pesar de las muchas voces de rechazo que se levantaron hace casi una década, de quienes consideraban que era un sueño guajiro –en 2001, cuando lo anunció el entonces jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador–, hoy día el Programa de Adultos Mayores no sólo es el proyecto social más grande de todo México, estamos por llegar a medio millón de personas, sino también, quizá, el más claro ejemplo de cómo nuestra sociedad y país están mal organizados, porque se están destinando los recursos de manera que no permiten proteger adecuadamente a toda la población.

El Ejecutivo capitalino enfatizó que éste debería ser un programa universal, pero no sólo en la ciudad de México, sino en todo el país. No con poquito y a veces en algún lugar. Es un derecho universal, resaltó.

Ebrard Casaubon aclaró que el Gobierno del Distrito Federal (GDF) no sostiene este programa con recursos de deuda, sino con ingresos propios. Claro que tiene los sueldos más bajos de todo el país, es un gobierno austero que invierte dinero en lo que tiene que hacer, que es la gente.

Recordó que hace apenas unos años, cuando mucho 20 por ciento de la población de adultos mayores en el país tenía algún tipo de pensión y el resto permanecía en el olvido absoluto, en la exclusión. Considerar simple y llanamente que tienen otras necesidades llevó a crear este programa en la ciudad de México.

El jefe de Gobierno del Distrito Federal abundó: tenemos 42 millones de mexicanos, cuando menos, prisioneros de la pobreza. Digo prisioneros porque pasan los años y siguen en la pobreza. Y 18 millones y medio a los que nos les alcanza ni para comer.

Ebrard Casaubon reiteró que se debe cambiar el rumbo del país, empezando por la manera en que se destinan y usan los recursos públicos.