Teherán, 8 febrero. Irán notificó hoy a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que comenzará a producir uranio altamente enriquecido a menos que las potencias implicadas en la negociación nuclear le suministren el combustible necesario para ser usado en el reactor de isótopos médicos, al tiempo que anunció la creación de diez nuevas plantas nucleares en el transcurso de este año.

El representante iraní en la AIEA, Ali Asghar Soltanieh, informó que envió una carta al organismo de la Organización de Naciones Unidas en la que notificó que el proceso para enriquecer uranio a 20 por ciento comenzará este martes en la planta de Natanz, e invitó a los inspectores a presenciar el proceso.

Reiteró que se detendrá el enriquecimiento de uranio en cuanto se alcance un acuerdo con las grandes potencias para que Irán pueda importarlo altamente enriquecido.

El director de la Organización para la Energía Atómica iraní, Ali Akbar Salehi, anunció que su país pretende construir diez nuevas plantas nucleares a partir del primer día del año nuevo persa, que comienza el 21 de marzo.

El presidente francés Nicolas Sarkozy, y el secretario estadunidense de Defensa, Robert Gates, acordaron en París que es momento de adoptar sanciones fuertes, con la esperanza de una reanudación del diálogo con Teherán sobre su programa nuclear, al que Occidente acusa de tener planes militares, lo que la república islámica ha rechazado.

El director de la AIEA, Yukiya Amano, dijo haber tomado nota con preocupación de la decisión de Irán, mientras Gran Bretaña criticó su retórica contradictoria. Israel estimó que el anuncio es una prueba suplementaria de que Irán engaña al mundo.

Estados Unidos y la Unión Europea denunciaron lo que consideran continua violación de los derechos humanos en Irán tras la elección del 12 de junio de 2009, y advirtieron sobre el resurgimiento de la violencia y nuevas represiones por el aniversario de la fundación de la República Islámica, el 11 de febrero.

El ex vicecanciller y líder opositor Mohsen Aminadeh fue condenado a seis años de prisión por su participación en las protestas que siguieron a la relección de Mahmoud Ahmadinejad en esos comicios.