Washington, 28 de enero. Estados Unidos condenó hoy la represión injusta y despiadada de la república islámica a los disidentes pacíficos, horas después de la ejecución en la horca de dos militantes de un movimiento opositor de Irán, Mohamed Reza Ali Zamani y Aresh Rahmanipur, acusados de ser enemigos de Dios y haber tratado de derrocar al régimen.

La crítica coincidió además con una advertencia de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, sobre la decepcionante negativa de Irán a dejar que las potencias occidentales enriquezcan el uranio que necesita para su programa de desarrollo energético nuclear.

El enfoque de Irán no nos deja otra opción, sino trabajar con nuestros socios para aumentar la presión con la esperanza de que lleve a Irán a revisar su rechazo de los esfuerzos diplomáticos, dijo Hillary en la conferencia internacional sobre Afganistán en Londres.

Por la noche, el Senado estadunidense aprobó un proyecto de ley que permite al presidente sancionar a Irán si no cumple sus obligaciones internacionales en lo que a su programa nuclear respecta.

Adoptado por consentimiento unánime, la ley pretende obstaculizar el abastecimiento de gasolina de la república islámica, que pese a ser uno de los mayores productores mundiales de petróleo, importa 40 por ciento del combustible que consume por falta de infraestructura de refinería.

El texto aún debe ser conciliado con la versión aprobada en diciembre pasado por la Cámara de Representantes, antes de su envío al presidente Barack Obama para su promulgación.

En la mañana, el portavoz de la Casa Blanca, Bill Burton, había señalado en Tampa –durante una gira del presidente Obama por el estado de Florida– que la ejecución de dos hombres sólo servirá para aislar más a Teherán.

Vemos esto como un punto bajo en la represión injusta y despiadada de la república islámica a los disidentes pacíficos. Asesinar a prisioneros políticos ejerciendo sus derechos universales no traerá el respeto y la legitimidad que Irán busca, declaró.

Zamani y Rahmanipur participaron en las manifestaciones de denuncia de un presunto fraude en las elecciones presidenciales de junio, pero no fueron identificados como líderes del movimiento poselectoral o de alguna de las organizaciones a las que el gobierno iraní les atribuyó pertenencia, la promonárquica Asamblea del Reino y el religioso Pueblo Mujaidín.