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Ignoran autoridades demandas de servicios básicos para esta comunidad de la Huasteca

Olma: sin camino para salir de la miseria
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La comunidad de Olma, en la Huasteca hidalguense, carece de agua, electricidad y drenaje, entre otros serviciosFoto Carlos Camacho
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 19 de enero de 2010, p. 27

Yahualica, Hgo., 18 de enero. Los 250 habitantes de la comunidad Olma, ubicada a tres kilómetros de la cabecera municipal, carecen de agua, luz y drenaje. Ni siquiera tienen un camino de acceso. Para llevar a sus hijos a una escuela primaria y recogerlos las mujeres deben caminar por una vereda empedrada.

La comunidad mantiene un litigio por tierras con el ejido de Yahualica, y las autoridades se escudan en este conflicto para no dar los servicios con que sí cuentan los otros 31 poblados del municipio, enclavado en los límites entre la Huasteca hidalguense y la veracruzana.

Para ingresar a Olma hay que pedir permiso a la policía local, recomendó Mateo Bautista Sánchez, vecino de la cabecera municipal que, a sus 64 años, anda por el camino de piedra y lodo como un adolescente. Trepa con agilidad y sin fatiga, y tiene que esperar a los visitantes.

Rumbo a Olma se observa el río que viene desde Calnali, conecta con Atlapexco y luego con Xochiatipan, municipios de la Huasteca hidalguense, casi 300 kilómetros al norte de Pachuca, la capital de Hidalgo.

A lo lejos se observan hileras de naranjos que podrían generar ingresos para los lugareños, pero ¿cómo sacamos la fruta, si no hay forma? También se dan café y plátanos, pero el problema es el mismo.

Luego de caminar más de 40 minutos se observa el caserío. Son 37 viviendas, la mayoría hechas de lodo y ramas. El jardín de niños, rodeado por naranjos, cafetos y platanares, tiene dos aulas y una cancha de basquetbol.

Al plantel acuden nueve niños. Los mayores de siete años van a Yahualica para continuar sus estudios, acompañados por sus madres, quienes regresan al mediodía por ellos. Caminan 12 kilómetros diarios. No se puede entrar a Olma en caballo o mula.

En el trienio 2006-2009, el gobierno municipal del panista Mario Cortés –denunciado ante la Procuraduría de Justicia estatal por el desvío de 13 millones de pesos– repartió 10 letrinas.

El poblado recibió en 1994 tres celdas fotovoltaicas para generar energía, pero cuando la batería ya no retiene la carga hay que reponerla y cuesta mil 150 pesos, lamentó Miguel Herrera, que cuenta con el aparato, pero no tiene empleo.

Quienes viven aquí han reclamado servicios básicos, sin obtener respuesta. Las autoridades nos tratan peor que animales. Somos seres humanos y pedimos lo justo. No es posible que en pleno siglo XXI ni siquiera tengamos camino, y eso que estamos a tres kilómetros de la cabecera, se quejó el delegado de la comunidad, Avelino Cuevas Herrera. Comentó que en Olma la base de la dieta es chile, maíz y frijol.

–¿Qué les dicen los candiudatos cuando se acercan elecciones como las del 4 de julio entrante?

–Nomás prometen ayuda, piden votos, se van y no vuelven.

–¿Cuántos votan aquí?

–Como 100 personas.

–¿De qué partido?

–Aquí nomás hay de PRI y PAN.

Marcelino Herrera ha trabajado en Huejutla y en la ciudad de México. Tiene la mejor casa de Olma, con cocina, una recámara y una sala-comedor. Tiene una celda voltaica y colocó en su patio una cerca para evitar que sus hijos, Daniel Alberto y Yanet, caigan por la ladera aledaña.

A unos metros, en el centro del pueblo, hay una pequeña iglesia y un consultorio que una enfermera visita una vez cada 15 días, pero no se cuenta con médico; el plantel de prescolar lo atiende un instructor del Consejo Nacional de Fomento Educativo.

Los enfermos son llevados en camillas de palos a la clínica más cercana, en Yahualica, con el riesgo de morir en el camino.

A la distancia se ven las comunidades vecinas de El Arenal y Santa Teresa, que están más desarrolladas, mientras los 250 habitantes de Olma padecen abandono, marginación y desesperanza... por no tener un camino.