A raíz de la queja que esta semana abrió el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) contra el conductor de televisión Esteban Arce por sus comentarios homofóbicos en su programa Matutino Express, se ha generado un debate en torno a la libertad de expresión y el derecho a la no discriminación.

Ricardo Bucio Mújica, presidente de este organismo, aseguró en entrevista que urge encontrar la coincidencia de estos dos derechos fundamentales, sin que se disminuya el acceso a cada uno de ellos.

No se trata de coartar la libertad de expresión o minimizar la posibilidad de ejercer ese derecho, pero tampoco que por la libertad de expresión se menoscabe el respeto a la dignidad de las personas, sobre todo de aquellos grupos que permanentemente son discriminados.

El titular del Conapred aseguró que en los medios de comunicación existe mucha discriminación respecto a sectores sociales como aquellos que tienen una orientación no heterosexual, mujeres, adultos mayores, indígenas, personas adoptadas, extranjeros o personas con capacidades diferentes.

Hay una serie de estereotipos y prejuicios que se reproducen permanentemente en los medios y así van construyendo una cultura social que estigmatiza a estos grupos de población. Por ejemplo, en las telenovelas la discriminación hacia las personas adoptadas o la cosificación de las mujeres; en programas humorísticos, el ataque a las personas con una orientación no heterosexual o con discapacidad, o en la transmisión de noticias, no hay un adecuado respeto a los niños y niñas, a los adultos mayores, o tratan a los migrantes y extranjeros como criminales y no como indocumentados.

Según Bucio Mújica, el Conapred tiene la responsabilidad de cumplir y hacer cumplir la ley de la no discriminación; sin embargo, la tarea de no discriminar es de toda la sociedad, de las instituciones públicas y privadas y de los medios de comunicación.

Agregó que los medios son un canal de promoción, producción y reproducción de una cultura y ésta puede ser incluyente o excluyente; sin embargo, deberían ver que si asumen una posición incluyente y con perspectiva de derechos humanos salen beneficiados.

Un medio que educa y defiende la dignidad de las personas naturalmente debería tener más aceptación en la sociedad. Además, tendría repercusión en la publicidad que contratan las empresas, porque una televisión que vende para todos hace mejor negocio.