Kandahar, 1º de enero. La insurgencia talibán reivindicó una serie de ataques en que murieron ocho estadunidenses, de los cuales siete trabajaban para la CIA, y cinco canadienses, además de haber decapitado a seis afganos acusados de espías, con lo que causaron un fuerte golpe a las fuerzas aliadas.

Somos los autores de estos ataques, declararon a la prensa dos portavoces de los rebeldes, Zabihula Mujahid y Yusuf Ahmadi, en conversación telefónica desde un lugar desconocido, sobre el atentado del miércoles en la provincia de Khost y del ataque con bomba del martes en Kandahar en que perecieron cuatro soldados y una periodista canadiense.

En Washington, la CIA confirmó que siete de sus agentes murieron y otros seis resultaron heridos cuando un suicida activó su cinturón con explosivos en la base militar Chapman, en Khost, provincia fronteriza con Pakistán.

El talibán dijo que un soldado afgano simpatizante de la causa llevó a cabo el ataque en momentos en que se reunían los agentes.

El director de la agencia, Leon Panetta, señaló que sus hombre murieron lejos de casa y cerca del enemigo, realizando el trabajo duro que debe hacerse para proteger a nuestro país del terrorismo.

El presidente Barack Obama ofreció sus condolencias a la CIA, y calificó a los agentes muertos de valientes que fallecieron siendo parte de una tradición de patriotas y por nuestra forma de vida.

Hasta ahora la CIA había perdido a cuatro funcionarios desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el inicio de la guerra en Afganistán, según The Washington Post y The New York Times.

En tanto, el martes, cuatro soldados canadienses y una periodista del Calgary Herald murieron en la explosión de una bomba al paso de su vehículo blindado en Kandahar, un bastión de los talibanes.

Este incidente eleva a 138 el número de soldados canadienses muertos en Afganistán. Canadá tiene desplegados unos 2 mil 800 militares en la región de Kandahar, un contingente que tiene prevista su repatriación en 2011.

En las últimas horas, dos periodistas franceses de televisión y tres acompañantes afganos fueron secuestrados en el noreste de Kabul por rebeldes. Esto ocurrió mientras llegaba de manera sorpresiva a Afganistán el ministro francés de Defensa, Hervé Morin, a fin de celebrar el fin de año con las tropas francesas de ocupación.

Mientras se informaba de la muerte de seis supuestos espías afganos en la provincia de Oruzgán, Kabul dijo estar investigando un nuevo bombardeo aéreo de las fuerzas de la OTAN que causó la muerte de 10 civiles en la provincia de Helmand, lo que ha provocado protestas de cientos de personas al grito de muerte a Obama.