Se cumplió el periplo mensual de feligreses a la iglesia de San Hipólito
Las súplicas al santo son muchas, más ahora que la crisis provocó que perdiéramos la tranquilidad
, dicen seguidores
Lo azaroso del traslado no ha mellado la devoción al santo
Martes 29 de diciembre de 2009, p. 23
De rodillas, con una cruz o imagen a cuestas, o simplemente caminando, cientos de feligreses se dieron cita ayer, desde hora temprana, en el Templo de San Hipólito para rogar a San Judas Tadeo que les dé salud para su familia o trabajo, y/o les ayude a encontrar un techo donde vivir. Las súplicas, reconocen familias capitalinas y del estado de México, son muchas y más ahora que la crisis provocó que perdiéramos el empleo, la tranquilidad y hasta la salud que teníamos, obligándonos a trabajar de lo que sea, pero aún así no alcanza
.
El santo patrono de las causas pérdidas
, como se le conoce, es muy milagroso y por eso mucha gente lo visitamos cada día 28, para pedirle su intermediación en la solución de nuestros problemas o pagarle una manda
, lo cual se hace con veladoras, medallitas, novenarios o cartitas que se dejan a los costados de su imagen, pues son tantas que ya no caben
, comentan Irene y Teresa, dos mujeres de más de 60 años, que con su imagen de yeso viajan cada mes desde el municipio de Chimalhuacán, en el estado de México, a la estación Hidalgo del Metro, en el Distrito Federal, para dar gracias o pedir un nuevo favor.
Lo cansado o molesto de la travesía, que en muchos de los casos les significan más de dos horas de traslado en combis, microbuses y Metro, entre apretujones, recordatorios y hasta golpes, no hace mella en su ánimo. Y con su imagen en brazos, ya sea en un cuadro, en yeso, barro, cerámica o madera llegan hasta el templo rodeado de danzantes, puestos de veladoras, imágenes, novenarios y comida, lo que los obliga a esperar su turno para entrar.
El tiempo de espera les permite saludar a algunos otros visitantes con quienes han coincidido a lo largo del año y platicado de los favores recibidos y los solicitados. Estos últimos, reconocen los integrantes de la familia Téllez, son más. Al cierre de la empresa donde trabajaba don Enrique desde hace 24 años, se sumaron las enfermedades de su esposa y de su suegra; la graduación de su hijo mayor y el casamiento inesperado de su pequeña de 14 años, lo cual significó mucho dinero y una búsqueda infructuosa de trabajo.
Sin embargo, nuestras plegarias tuvieron eco
, dice. La salud de su familia mejoró, su hija le dio una nieta, su hijo entró a una empresa de valores y él tiene un pequeño puesto de venta de ropa usada, que les permite salir adelante. Así que como él, cientos de personas y/o familias acuden puntualmente cada día 28 a solicitar un favor a San Judas Tadeo y, aún aquellos que se dicen ateos, lo saben, porque los observan con sus imágenes en las manos, entintadas en las mejillas o en los brazos, o en sus playeras al viajar en el transporte público o caminar en las calles.