Casi diez años después y tras algunos intentos infructuosos, el Instituto Federal Electoral (IFE) aprobará esta semana la reforma al estatuto del servicio profesional electoral que rige al personal más especializado de ese organismo.

Estar a la altura de las exigencias de la reforma electoral y concretar una mayor eficiencia en los procesos de selección y promoción de los integrantes del servicio son algunos de los objetivos centrales.

Entrevistado sobre los cambios que deberá aprobar el Consejo General en su sesión del 16 de diciembre, el consejero electoral Alfredo Figueroa reconoció la importancia que ha tenido dicho estatuto en el proceso de consolidación de la organización de los comicios y del propio IFE en su conjunto, pero advierte que la reforma es una adecuación a la realidad actual que no rechaza su pasado, sino que lo incorpora.

Las modificaciones al estatuto del servicio profesional –dijo Figueroa– requirieron consultas a las áreas ejecutivas y a las representaciones partidistas para lograr consensos sobre las adecuaciones. Señaló que los efectos del cambio en este documento rector no serán inmediatos, sino podrán percibirse en un plazo de un año.

Rediseño institucional

Aun cuando la reforma es considerada por Figueroa un primer paso en el proceso de rediseño institucional, reconoce que es imprescindible una enmienda legal que permita realizar una modificación estructural al instituto. Durante las discusiones de la reforma de 2007-2008 se dejó de lado estas modificaciones y el IFE debió asumir estas responsabilidades sin cambios de fondo en su estructura.

Paralelamente, el IFE deberá emprender otros cambios en el área propiamente administrativa del organismo para hacer más eficiente la operación institucional –consideró Figueroa–, con la finalidad de reforzar las actividades que se requieran.

Sin embargo, las modificaciones tanto al servicio profesional electoral como al área administrativa se deberán circunscribir al marco legal vigente, a la espera de que el Congreso de la Unión, en el contexto de la reforma electoral, introduzca cambios legales en la estructura del IFE.

Si bien es cierto que el principal efecto de la reforma estatutaria está enfocado hacia la operación interna del instituto, la ciudadanía –considera Figueroa– tendrá mayores garantías de la eficiencia en el desempeño del servicio profesional electoral. De los cerca de 15 mil trabajadores del IFE, alrededor de 2 mil 400 –15 por ciento del total– forman parte del servicio.