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Esta lucha también es nuestra, dice la jefa de la diplomacia de Estados Unidos

Casi 100 muertos deja atentado con coche bomba durante visita de Clinton a Pakistán
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Escenas de terror y pánico en el bazar Mina de Peshawar tras la explosión de un carro bombaFoto Reuters
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Bomberos y rescatistas prestan ayuda en el destruido barrioFoto Reuters
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 29 de octubre de 2009, p. 25

Islamabad, 28 de octubre. El ataque con bomba más letal de los dos últimos años en Pakistán ocurrió en la ciudad de Peshawar este miércoles, pocas horas después de que Hillary Clinton llegó a este país para ofrecer el apoyo de Estados Unidos en la lucha contra las milicias que los funcionarios paquistaníes presentan cada vez más como un combate por la supervivencia de la nación. Se dice que la mayoría de los muertos eran mujeres y niños.

Apenas tres horas después que el avión de Clinton aterrizó para su primera visita como secretaria de Estado a Pakistán, un coche bomba se estrelló en un repleto mercado de la parte vieja de la ciudad, situada en el noroeste del país asiático; mató a 96 personas y dejó más de 200 heridos. La bomba, detonada en medio de las atestadas calles del bazar Mina, causó destrozos masivos y enmudeció a los residentes. Personas atrapadas en los escombros clamaban ayuda mientras otros paquistaníes intentaban liberarlas.

A la salida de una reunión en la capital, Islamabad, ubicada a menos de dos horas en auto, Clinton se presentó ante los reporteros y con semblante resuelto declaró: Quiero decirles que esta lucha no es sólo de Pakistán. Los extremistas están decididos a destruir lo más querido para nosotros, como también intentan destruir lo más querido para ustedes y para toda la gente. Así pues, esta lucha es nuestra también.

La bomba –la más destructiva desde que una tremenda explosión dio muerte a unas 140 personas en Karachi cuando la ex presidenta Benazir Bhutto regresó en octubre de 2007 a Pakistán, sólo para morir en otro ataque dos meses más tarde– viene a sumarse a la incontenible ola de violencia que ha inundado Pakistán en tanto tropas despliegan una operación crucial contra las milicias en Waziristán del Sur. En el mes pasado han perecido casi 130 personas, y los bombazos o tiroteos cotidianos, junto con la capacidad de los rebeldes de causar fuertes bajas, han desencadenado la ansiedad en esta nación.

“Hubo un estruendo ensordecedor y por unos minutos me quedé ciego –declaró a Ap Mohammad Usman, quien resultó herido en el ataque–. Oí mujeres y niños llorando y me puse a ayudar. Había olor a carne humana.”

Antes de la visita de Clinton, muchos residentes de Islamabad temían ser víctimas de un nuevo ataque. En cambio, los militantes optaron por atacar en la capital provincial de Peshawar por tercera vez en un mes, en una zona repleta de tiendas y puestos donde se venden ropa y juguetes baratos, por lo cual es muy popular entre mujeres y niños.

Un reportero de la BBC describió en urdu escenas patéticas en salas de emergencia del hospital Lady Reading, de Peshawar. Hubo tantos lesionados que las camas se agotaron y muchos recibían atención en el piso. Un niño de cuatro años que estaba sin atención tenía la cabeza y las piernas cubiertas de heridas.

En los días previos a la muy anunciada operación en Waziristán del Sur, los milicianos habían advertido que atacarían blancos militares y gubernamentales. Sin embargo, ante la violencia perpetrada contra civiles –a principios de este mes fue atacado otro bazar en Peshawar y 50 personas murieron–, la gente se siente indefensa. En todo el país, las personas dicen creer que la violencia está ligada con la operación dirigida a acabar con el talibán y Al Qaeda, pero ellas poco pueden hacer por su seguridad.

Si bien la operación en Waziristán del Sur se enfoca en destruir combatientes leales al asesinado líder del talibán Baitullah Mehsud, parece que la táctica de los milicianos es minar el apoyo público a la operación y así detener a las fuerzas del gobierno. En ciudades paquistaníes se han incrementado en forma considerable los bloqueos carreteros y los puestos de revisión, y sin embargo por el momento parece que los milicianos van ganando. Da la impresión de que sus tácticas cambian con más rapidez que la respuesta de las autoridades.

El gobierno sostiene que no dará marcha atrás. Al presentarse a los reporteros junto con Hillary Clinton, el ministro paquistaní del Exterior, Shah Mahmood Qureshi, sostuvo que la ola de violencia no doblegará la voluntad de su gobierno. “No vacilará nuestra determinación –sostuvo–. Los que cometen estos bárbaros crímenes quieren hacernos flaquear. No lo haremos. Lucharemos por ustedes. Lucharemos porque queremos paz y estabilidad en Pakistán”, afirmó.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya