Nuevas críticas a los planes económicos de la coalición de centroderecha para Alemania
Jueves 29 de octubre de 2009, p. 24
Berlín, 28 de octubre. Angela Merkel fue elegida hoy formalmente canciller federal para un segundo mandato por la Cámara baja del Parlamento de Alemania, el Bundestag, en medio de nuevas críticas a los planes económicos de su coalición de centroderecha.
Un mes después de las elecciones del 27 de septiembre, Merkel juró su cargo en el Bundestag; también lo hicieron sus 15 ministros de la Unión Cristiano Demócrata –de la jefa de gobierno–, su filial bávara, la Unión Social Cristiana, y el Partido Liberal.
El primero en juramentar fue Guido Westerwelle, líder de los liberales, ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller. El nuevo funcionario es además el primer jefe de la diplomacia de un país europeo que declara abiertamente su homosexualidad.
El flamante gobierno divulgó el fin de semana pasado un programa en que se incluyen miles de millones de euros en recortes fiscales, pero no explica cómo se financiará la baja de impuestos.
El plan fue bien recibido por economistas y algunos aliados de Berlín, pero también fue criticado en los medios y por políticos alemanes que dicen que Merkel no está haciendo lo suficiente para luchar contra el déficit creciente.
El presidente de la república, Horst Koehler, tomó juramento a Merkel y a los ministros después de ser elegidos y les advirtió contra las esperanzas irreales de crecimiento
, además de pedir que se reduzcan los niveles de deuda.
Desde la creación del euro, Alemania ha actuado como guardián de las políticas presupuestarias responsables, pero Merkel estima que la consolidación fiscal debe dejarse de lado ante medidas que impulsen el crecimiento.
En el segundo trimestre de 2009, Alemania logró salir de su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, pero afronta nuevos dolores de cabeza con un euro muy caro y un desempleo que se espera siga aumentando.
Merkel apuesta por que los recortes fiscales ayuden a la economía a recuperarse, eliminando la necesidad de reducciones de gastos impopulares que controlen el déficit, que se espera que el año que viene doble los límites establecidos por la Unión Europea.