El Instituto Federal Electoral (IFE) prevé que la destrucción de las boletas del recién concluido proceso electoral ocurra antes que las de la elección de hace tres años. Sólo se está a la espera de que concluya el estudio ordenado por el Consejo General, para proceder en consecuencia.

En el caso de 2006, la ya prolongada revisión de los recursos legales aún no concluye. Si bien en el ámbito nacional se han agotado todas las vías jurídicas para acceder a los paquetes, no es el caso de los externos.

El consejero electoral Arturo Sánchez dijo que la previsión es que primero puedan destruirse los paquetes de 2009. Mientras que de los de 2006 se está a la espera del fin de esos litigios internacionales.

Respecto de éstos últimos, no se ha procedido a la destrucción por la negativa del IFE a dar acceso a la información a medios de comunicación que lo solicitaron, tras las polémicas elecciones de ese año.

Acerca del proceso recién concluido, es el IFE el que busca dar mayor apertura y transparencia a la información, con el propósito de allegarse datos importantes mediante el estudio sobre la materia más ambicioso que se haya realizado.

El presidente de la Comisión de Organización del IFE, Alfredo Figueroa, subrayó por su parte que las condiciones son completamente diferentes entre ambas elecciones. Detalló que los paquetes de 2006, que están almacenados en 32 bodegas estatales, contienen las boletas y otros materiales, como las listas de las casillas.

En tanto que los paquetes electorales de 2009 son muy diferentes, debido al nuevo esquema de cómputo que se introdujo con la reforma electoral, la cual se complementó con algunos acuerdos que a lo largo del proceso electoral aprobó el Consejo General.

De hecho, gran parte de los documentos de 2006 que son materia de litigio ya se encuentran fuera de los paquetes para realizar un estudio electoral.

Las diferencias abarcan incluso las condiciones de almacenamiento, pues mientras los paquetes de 2006 están concentrados en 32 bodegas estatales bajo custodia militar, en el caso de la documentación de 2009 se ubica en las 300 juntas distritales, sin la presencia del Ejército.

Este mediodía, la Comisión de Organización discutirá y aprobará el proyecto de integración del comité de expertos que habrá de elaborar las bases metodológicas. Se espera que participen matemáticos, especialistas en estadística, en material electoral y demógrafos, para definir el procedimiento.

Figueroa consideró que la realización del estudio es muy importante para el IFE, porque habrá de favorecer el replanteamiento de estrategias ante la organización de las elecciones de 2012. Los resultados permitirán tener información a escala distrital sobre el tipo de electorado que acudió a las urnas, y a partir de ahí subir la información para tener reportes estatales y el nacional.

Con esta información, refirió, el IFE podrá diseñar estrategias específicas de capacitación y de promoción del voto a escala distrital, o bien definir líneas generales a escala estatal y nacional, con base en el comportamiento específico del electorado.

Este estudio sobre las boletas y otros materiales electorales será la segunda ocasión que se realice, si bien en el pasado –con la primera integración del IFE autónomo– fue una muestra muy reducida, que limitó sus alcances.

A nivel de investigaciones académicas esto podrá complementarse con la información económica y social con que cuenta el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), lo que permitirá –comentó el consejero– tener un desagregado, incluso por estratos sociales. En la actualidad, las cartografías utilizadas por el IFE y el Inegi son más compatibles, lo que permite realizar este cruce de información.

Aunque no existe algún proyecto específico para destruir los paquetes electorales una vez concluido el estudio, Sánchez consideró que podría ser factible destruir las boletas –como dispone la legislación electoral– en diciembre. Para el caso de las de 2006, esperaremos a que concluyan todos los procesos legales relacionados con el acceso a la información, para proceder en consecuencia.