A finales de agosto comenzará a circular en Estados Unidos el libro Finding Frida Kahlo, editado por Princeton Architectural Press, en el que se recoge la historia de una colección de documentos, pinturas y objetos personales cuyo propietario asegura pertenecieron a la pintora mexicana, tema que ha causado honda polémica, registrada ya en estas páginas.

La autora del libro, Barbara Levine, no toma una posición respecto de la autenticidad o falsedad de las más de mil 200 piezas que integran ese acervo, que pertenece a los anticuarios Carlos Noyola y su esposa, Leticia Fernández.

Dedicados desde hace 38 años al mundo del comercio de arte, los integrantes de ese matrimonio sostienen: No queremos avalar con este libro la autenticidad de la colección; eso lo dejamos al escrutinio del lector. La autora quería manejar esta historia como hallazgo. Nadie afirma en este libro que ésta sea una colección original.

Barbara Levine, quien ha sido curadora del Museo de San Francisco y autora de libros de arte, a decir de Noyola, llegó a nosotros, en nombre de la editorial Princeton de Nueva York, y al conocer la colección se impresionó tanto que pidió nuestra autorización para escribir el libro.

La única condición que pusieron los comerciantes de arte fue que no escribiera o publicara algo que nos perjudicara legalmente, dado que existe un fideicomiso que posee los derechos de la obra de Frida Kahlo.

Selección de 256 piezas

Sobre el fideicomiso, cuyo comité técnico preside Carlos Phillips Olmedo, el anticuario lamenta que desde un principio haya descalificado su colección, así como ahora el libro, luego de que no se han tomado siquiera la molestia de conocer las piezas que poseemos.

Este acervo está integrado por pinturas, dibujos, cartas, hojas de diario, recetas de cocina y objetos personales, cuyos actuales propietarios atribuyen a la pintora mexicana.

De esa serie de objetos fue que Levine hizo una selección de 256 piezas para fotografiarlas e integrar con ellas el libro Finding Frida Kahlo, el cual integra en sus 250 páginas textos de Stephen Jaycox y que saldrá al mercado con un costo de 50 dólares.

Inquiridos, los anticuarios se negaron a contestar cuál fue la cantidad que pagaron por su colección, así como en cuánto está valuada en la actualidad. Lo que sí accedieron a revelar fue que ellos son los terceros propietarios, luego de que la compraron a un abogado, cuyo nombre se reservaron, quien a su vez la había adquirido del escultor en madera Abraham Jiménez López, a quien ubican como amigo de Diego Rivera y Frida Kahlo.

Carlos Noyola refiere que en alguna ocasión le preguntó a un integrante del citado fideicomiso, Diego López Rivera, por qué esa instancia no reconocía que ese material pudiera ser original, a lo que recibió como respuesta, según afirmó, que hay consigna del fideicomiso de no aceptar absolutamente nada que no esté catalogado.

Lo que a Noyola le pareció una verdadera incongruencia fue que cuando entonces le manifestó a López Rivera su intención de llevarse su acervo a Estados Unidos, aquél brincó y dijo que yo no podía hacer eso, porque es patrimonio nacional, reacción que el anticuario toma como una validación de la originalidad de las piezas en su poder.

No queremos esta colección para venderla ni para lucrar con ella, sino que en algún momento quede en manos de alguna institución, pero no de México. Si el fideicomiso insiste en descalificar nuestro acervo lo vamos a dejar en el extranjero, porque México no lo merece.

Dos Fridas

Si bien Carlos Noyola y Leticia Fernández se definen como comerciantes (de arte) en principio, reconocen que es tal la riqueza del contenido documental e histórico de su colección, comprada hace cinco años, que crearon un centro de investigación para ahondar en la vida y la obra de Frida, espacio ubicado en San Miguel de Allende, Guanajuato, y que recientemente fue dado de alta como sociedad civil.

Las piezas, en particular las de origen documental, como las cartas y los fragmentos de diario, aportan muchas cosas desconocidas sobre la vida y la obra de Frida. Queremos dejar bien claro que nuestro único interés es la historia que contiene esta colección, no el dinero. Son cosas que ampliarán mucho la historia que se conoce hasta ahora sobre Frida, que es muy reducida.

Ellos, los del Fideicomiso, tienen una Frida, dice Carlos Noyola. Nosotros tenemos otra Frida. Que me convenzan de que la nuestra es una colección falsa y la quemo.