Saldo blanco, fue el reporte de la policía federal y la Procuraduría General de la República (PGR), durante el primer día de la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que concluirá este viernes a las 10 horas.

La zona hotelera de la colonia Polanco y las inmediaciones de la residencia oficial de Los Pinos seguirán como búnker hasta este viernes, cuando Obama aborde en el campo Marte el helicóptero estadunidense que lo llevará al aeropuerto capitalino.

Por ello, sólo algunos podrán traspasar después de las 10 de la mañana el cerco policiaco y militar, que incluye vehículos artillados patrullando, francotiradores en azoteas de algunos inmuebles y vallas metálicas.

Los vehículos que transitan por allí son revisados con detectores de metales y otros llamados moleculares, que tienen la capacidad de localizar desde dinero y droga hasta explosivos.

Los habitantes de la zona deben mostrar sus credenciales de elector con la dirección correcta para que no se les impida el libre tránsito. Los empleados de cualquier comercio o negocio deben acreditar dónde laboran.

Desde el mediodía del martes, la zona permanece sitiada. Los militares y agentes del servicio secreto de Estados Unidos controlan todo en calles y avenidas como Mariano Escobedo, Paseo de la Reforma, Constituyentes, Gandhi, Campos Elíseos, Masaryk, Chivatito, Andrés Bello, Alejandro Dumas, Byron, Rubén Darío, Temístocles y otras.

Los cafés, comercios y oficinas tienen sus accesos bloqueados por vallas metálicas, policías y militares fuertemente armados.

Este jueves, la policía federal –que desplazó a mil elementos y decenas de vehículos con agentes armados a bordo– reportó saldo blanco, ningún incidente y ni siquiera una manifestación, en una zona donde es común que grupos sociales se movilicen para exigir atención a sus demandas.

La PGR tuvo el mismo reporte que la policía federal, de acuerdo con sus respectivas oficinas de comunicación social.

El perímetro de seguridad abarca unos tres kilómetros cuadrados, donde se movilizaron 6 mil efectivos, entre policías y militares de México y Estados Unidos, a pesar de que Obama no realizó una sola actividad pública, y luego de su encuentro con el presidente Felipe Calderón y de una cena en el Museo Nacional de Antropología se mantuvo dentro del hotel Presidente.

Los círculos de vigilancia incluyen el despliegue de 3 mil policías capitalinos que se encargan de la circulación vehicular. Cientos de militares vestidos con overoles patrullan a pie las áreas cercanas a la Presidencia de la República. Los vehículos artillados y los francotiradores forman otro cinturón.

Los agentes del servicio secreto de Estados Unidos, los más cercanos a Obama, están apostados desde la puerta del hotel hasta el piso que ocupa el mandatario visitante, con el fin de que su seguridad no sea puesta en riesgo por ningún intruso.

Obama viajará hoy a Trinidad y Tobago para participar en la quinta Cumbre de las Américas.