La estancia en México del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, transcurrió sin incidentes, a excepción de algunas protestas frente a la embajada de su país, una encabezada por una organización de indocumentados, que demandó al visitante atender el tema de la migración.

También se manifestaron ante la sede diplomática trabajadores en apoyo a mineros en huelga desde hace 21 meses y campesinos opuestos a las políticas de intercambio comercial con el vecino país, quienes exigieron soluciones inmediatas a sus problemas.

A su vez, en breve declaración sobre la visita, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, confió en que la plataforma ideológica y política del presidente estadunidense sea totalmente distinta a la de su antecesor, George W. Bush, alejada de la derecha tradicional del país vecino.

Luego de recorrer las obras que se realizan en el Circuito Interior, el gobernante capitalino puntualizó: creo que la llegada del presidente Obama es con una plataforma ideológica y política totalmente distinta a la de Bush, o sea, alejado de la derecha.

Advirtió que ésta puede ser una muy buena oportunidad para que México reorganice y dé inicio a una nueva etapa en la relación con Estados Unidos.

En el mismo tono, Armando Paredes Arroyo, presidente Consejo Coordinador Empresarial (CCE), dijo confiar en que durante la visita se logren acuerdos para un acercamiento estratégico y se pacte un programa de largo plazo que vaya más allá del Tratado de Libre Comercio.

Mientras, Ricardo González Sada, titular de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), subrayó que, a diferencia de la administración de Bush, que no mostró ningún interés por México, con el gobierno de Obama se percibe disposición al diálogo.

Los dirigentes empresariales demandaron que se aborden los asuntos relacionados con el comercio, el transporte de carga y la libre competencia en el mismo nivel de importancia que los temas de seguridad, migración y ambiental, entre otros.

También hizo comentarios sobre la visita de Obama el senador pevemista Arturo Escobar, quien dijo que espera un fortalecimiento de la relación bilateral entre ambos países.

De su lado, organizaciones defensoras de los derechos humanos lamentaron que aspectos como el respeto a estas garantías no hayan sido mencionados durante la conferencia de prensa que ofrecieron los presidentes Obama y Felipe Calderón.

Noemí Ramírez, directora de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, y Adrián Ramírez López, presidente de la Liga Mexicana de Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh), comentaron en entrevistas por separado que el anuncio hecho por el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, respecto al retiro de militares de Ciudad Juárez, a partir del próximo 15 de septiembre, es un paliativo.

Exigen renegociar el TLCAN

En el transcurso del día, diversos contingentes acudieron a la embajada estadunidense para formular sus exigencias.

Por la mañana, a unos 100 metros de la sede diplomática, trabajadores afines al sindicato minero colocaron pancartas contra Grupo México.

(Los propietarios de las minas) no sólo incumplen con las leyes laborales y de seguridad de nuestro país. En Texas, con el nombre de Asarco, Grupo México acaba de realizar una maniobra fraudulenta que significó el despido de cientos de obreros, señalaron en un letrero.

Los únicos que pudieron ingresar a las instalaciones de la embajada fueron varios niños y algunos miembros de la organización de familiares de inmigrantes llamada Nuestros Lazos de Sangre.

Estos manifestantes fueron encabezados por Elvira Arellano, quien fue deportada de Estados Unidos el 19 de agosto de 2007 después de vivir allí 10 años.

Otra protesta en la sede diplomática fue la que encabezaron integrantes de la campaña nacional Sin Maíz no hay País, que se opone a la utilización de grano transgénico en el campo mexicano.

Los activistas colocaron pancartas en las que se leía: Calderón miente. 72 por ciento de los mexicanos queremos renegociar el capítulo agrícola del TLCAN.