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Expertos valoran los tesoros culturales de la ciudad L’Aquila

Terremoto en Italia daña el acervo arquitectónico medieval
The Independent
Periódico La Jornada
Domingo 12 de abril de 2009, p. 5

L’Aquila, 9 de abril. Ataviado con un traje azul oscuro y un casco amarillo, Maurizio Galleti es una estampa incongruente. Mientras recorre la devastada ciudad medieval de L’Aquila, su atención no está en las víctimas aún bajo los escombros, sino en los tesoros culturales abatidos por el terremoto de esta semana.

El señor Galletti es el assessore alla cultura, el zar cultural de la región de Abruzzo; el miércoles hizo su primer recorrido de inspección por numerosas iglesias y antiguos edificios públicos. El gobierno italiano prometió fondos de emergencia de poco menos de 30 millones de euros (40 millones de dólares) para ayudar a la ciudad y sus damnificados, pero Galleti cree que serán necesarios cientos de millones de euros para reparar el daño que sufrió tan sólo el acervo arquitectónico de la ciudad.

Ese edificio, por ejemplo, dijo al señalar una oficina de correos del siglo XIX en la central Piazza del Duomo. Aún está en pie, pero la fachada perdió enormes secciones de mampostería amarilla. Calculo que tan sólo restaurar esa construcción costará al menos 5 millones de euros.

Galleti fue acompañado en este recorrido por expertos de su departamento y del Ministerio de Cultura italiano. Pero después de que una réplica del terremoto desmoronó partes de la basílica principal y de la estación, la noche del martes, y que nuevos movimientos telúricos se sintieron durante el día, el equipo procede con cautela.

Es imposible evaluar en su magnitud real todo el daño, porque hasta ahora sólo hemos inspeccionado el exterior de los edificios, dijo Galleti.

Es claro que muchas de las construcciones más importantes están dañadas más allá de cualquier reparación; la más impresionante de ellas es la sede del gobierno regional, construida a finales del siglo XIX, que era de dos pisos y quedó reducido a la altura de uno. El letrero de Palazzo del Goberno que se tambalea sobre columnas corintias, se ha convertido en el símbolo del desastre para muchos, sobre todo por lo que indica en cuanto a la desidia de muchísimos años de las autoridades italianas para invertir en los edificios públicos, incluso en los más importantes.

Mire la calidad de esta piedra, resalta Galleti con desprecio al señalar el dañado remate triangular de una fachada y la arenilla que se desprendió, semejante a un montón de cereal.

Hay tantos factores que contribuyen a que un edificio se mantenga en pie mientras otro se colapsa: malos materiales de construcción, buena o mala mano de obra y también la calidad de las restauraciones que se han hecho a lo largo de los siglos.

Pero hay motivos de esperanza en otros sitios. Otro edificio de la piazza, también del siglo XIX, permanece fuerte desde su estructura original, de acuerdo con Galleti, pese a que se cayeron sus paredes laterales de cemento. Esto ocurrió porque cuando lo restauraron recientemente se empleó concreto reforzado en las columnas, y esto sirve para que el impacto de un terremoto se descargue hacia el suelo y no sobre la estructura, explicó.

Un problema extremo en la plaza central es la iglesia barroca de Santa Maria del Suffraggio All’ Aquila, construida después de que un terremoto prácticamente borró del mapa la ciudad, en 1703. La cúpula de la iglesia se despedazó en el temblor del lunes, y se desmoronaron partes del techo y los muros, por lo que el interior quedó a la vista. Las réplicas han empeorado el daño y un nuevo movimiento telúrico fuerte puede demoler por completo la estructura.

Sin embargo, la monumental fachada barroca de la iglesia, con todo y sus estatuas de santos en tamaño real, dentro de sus respectivos nichos, parece sin daño alguno. Lo que ayudó a la fachada a sobrevivir es que es curva y en tres dimensiones, no perpendicular y plana, de manera que el impacto del terremoto se extendió por su superficie más fácilmente. Pero no tenemos forma de saber qué tan firmemente siga unida a la nave de la iglesia.

Pese a ser un nativo de Abruzzo que ha pasado su vida trabajando en la ciudad, Galleti aquilató los daños con ojo analítico y desapegado, y se concentró en los plazos más largos.

Tenemos que preguntarnos por qué tantos edificios de la Roma antigua sobreviven hasta hoy mientras muchos construidos en décadas recientes no soportaron el terremoto, dijo.

L’Aquila no posee obras maestras de la arquitectura como las que se encuentran en Florencia o Roma, pero sus años de prosperidad y comercio, entre los siglos XIV y XVI, se reflejan en un centro histórico rico y distintivo, que ahora, en su mayor parte, está de rodillas.

Entre los más importantes edificios dañados están la Basílica de San Bernardo de Siena, que perdió su campanario; la cúpula se hundió en la recientemente restaurada iglesia de las Almas Benditas y el domo de la iglesia de San Agustín se desmoronó.

El templo más celebrado de la ciudad no escapó sano y salvo, pues parte de su nave colapsó. Se trata de Santa Maria di Collemaggio, con su exquisita fachada rosa y blanca de finales del siglo XIII, en la que fue coronado el papa Celestino V, en 1294 y que atrae a miles de peregrinos cada año.

El premier italiano, Silvio Berlusconi, quien ha rechazado ofertas de asistencia humanitaria para las víctimas del terremoto en que murieron al menos 293 personas y dejó a 28 mil sin hogar, ya informó que ha planeado con diversos líderes mundiales que cada uno de sus países pague la restauración de una iglesia o tesoro cultural particular.

Entonces, el sitio en cuestión será rebautizado con el nombre de la nación que ayudó a restaurarlo, por ejemplo, La Iglesia de Estados Unidos, sostuvo Berlusconi. Según la prensa italiana, el presidente estadunidense, Barack Obama, dijo al mandatario italiano que ésa le parecía una excelente idea.

Quien quiera que vaya a pagar, L’Aquila resurgirá de sus cenizas como lo ha hecho antes. Galleti espera que esta vez las labores de restauración se lleven a cabo no sólo con el fin resanar la apariencia de los edificios, sino de garantizar que sobrevivirán otro terremoto, en mejor estado.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca