Para los expertos, la edición de los años 60 del Apocalipsis de San Juan es un exceso de suntuosidad, es decir, soberbia pura.

Es el libro-obra de arte más grandilocuente del que se tenga constancia, cuyo precio estimado tampoco se queda muy atrás de los anteriormente citados: unos 10 millones de euros.

El volumen pesa 210 kilos y mide 75 centímetros de alto por 60 de ancho. El texto consta de 95 mil letras caligrafiadas (500 en oro) sobre 200 pergaminos perfectos, seleccionados entre 300 mil pieles de cordero.

Dado que el pergamino no tolera la mínima raspadura o corrección, cualquier error, por pequeño que fuera, obligó a eliminar el pergamino y sustituirlo.

Por si fuera poco, el libro, editado en 1961 por Joseph Foret, está ilustrado por siete pintores que en aquella época ya eran de gran renombre: Salvador Dalí, Bernard Buffet, Jean-Pierre Tremois, Leonard Foujita, Leonor Fini, Georges Mathieu y Ossip Zadkine.

Acompañan a la obra poesías y reflexiones pertinentes al tema de siete escritores como E.M. Cioran, Jean Cocteau, Jean Guitton, Jean Rostand, Daniel Röps, Ernst Jungüer, Jean Giono.

La cubierta es un bajorrelieve de bronce, realizada por Dalí, en el que dos joyeros incrustaron 14 variedades de piedras preciosas, cuyo peso es de 80 kilogramos.

Según Foret, el único objetivo para la realización de esta obra fue darle gloria a los artesanos del libro, quienes tardaron cuatro años en elaborarlo, en 25 talleres.

Se trata de un libro-catedral, dice con orgullo su propietario, el restaurador de origen griego Christian Karoutzos, coleccionista apasionado.

Joseph Foret, huérfano a los seis años, prácticamente de la nada se convirtió en uno de los editores de arte más importantes de mediados del siglo XX en Francia. Apoyó a Pablo Picasso y a Marc Chagall, quienes en un principio estaban contemplados para realizar la que sería la obra de su vida.

Precisamente, Foret quería colaborar con siete pintores y siete escritores, cifra simbólica que alude a las siete plagas de Egipto de las que habla San Juan. Pero Picasso y Chagall declinaron participar. Al final, las diferentes corrientes del arte contemporáneo de la época estuvieron presentes con Buffet y su pintura figurativa, Dalí y el surrealismo, Zadkine y el cubismo, Foujita y el arte japonés, Mathieu y la abstracción, Fini y el arte lírico y Trémois con el hiperrealismo.

El texto de San Juan fue traducido por el padre Boismard, de la escuela bíblica de Jerusalén, y la caligrafía de Micheline Nicolas. Fueron más de 4 mil horas de trabajo.

La obra, al ser concluida, realizó un breve periplo por el mundo. La primera parada fue el Vaticano, donde el papa Juan XXIII dijo que el libro debería ser apreciado por el pueblo, palabras proféticas, pues a partir de 1970, más de 140 exposiciones se han consagrado al Apocalipsis, lo que ha significado poco más de 7 millones de visitantes, soberbia pura.