París, 14 de marzo. El Centro de Exposiciones de la Puerta de Versalles, de París, se convirtió hoy en la librería más grande y visitada de la Ciudad Luz, al registrar gran afluencia, principalmente de familias. En el segundo día del Salón del Libro, que tiene como invitado de honor a México, ríos de gente llenaron los pasillos, en el recinto que cada año recibe cerca de 200 mil visitantes.

Los mil 95 expositores que se presentan en la edición 29 del acto literario atendieron a un público bastante heterogéneo.

Los más pequeños del hogar con sus padres, grupos de jóvenes, parejas, hombres y mujeres solos y ancianos aprovecharon el sábado para visitar los estantes de las editoriales más famosas de Francia, así como la diversidad cultural del pabellón de México.

Libros y editoriales de diversos países comparten su cultura en esta cita; pueden encontrarse puestos de Armenia, Serbia, Brasil, Turquía, Isla Mauricio, Rumania, países de África o del Caribe y Portugal, entre otros.

El pabellón de México, con mil metros cuadrados exhibe la obra completa de Octavio Paz, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska y José Emilio Pacheco, entre otros.

Además, en un espacio destinado para ello, los cerca de 40 escritores mexicanos que participan en esta edición del Salón del Libro de París firman autógrafos.

Las más prestigiosas editoriales de Francia, como Gallimard, Larouse, Bayard y Flammarion, muestran al público sus recientes publicaciones.

También el Museo del Lou-vre o la Biblioteca Nacional de Francia han colocado grandes islas para compartir sus acervos y vender publicaciones.

Los asistentes necesitan más manos para cargar las bolsas de todo lo que adquieren, pues aprovechan las novedades o los precios de promoción.

Medios de comunicación como Le Monde, Le Figaro o la televisión francesa tienen espacios y organizan debates, conferencias y entrevistas que pueden ser seguidas por los asistentes.

Este sábado, muchos parisinos y latinoamericanos han acudido a los encuentros con Paco Ignacio Taibo II, Elena Poniatowska, Enrique Serna y Alberto Ruy Sánchez.

Saludan, se acercan, piden autógrafos y muchos van con más de dos libros en la mano, ya leídos o recién comprados, para tener un contacto muy cercano con su escritor mexicano favorito.