México D.F. Jueves 5 de agosto de 2004
Se reunió con músicos, quienes interpretaron piezas laudatorias para el secretario
Critica Creel presiones de trabajadores al Congreso
Momentos antes de la discusión sobre la reforma a la Ley del Seguro Social, mientras los senadores forcejeaban por ingresar al recinto de Xicoténcatl, entre mariachis y músicos varios el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, departía con los integrantes del Sindicato Unico de Trabajadores de la Música. Aún con muletas escuchaba canciones compuestas en su honor.
Minutos después del espectáculo organizado para él habló del conflicto en el IMSS y de las posibilidades de negociación: "La flexibilidad debe ser la regla para dialogar, pero debe ser de las dos partes. Se hizo una propuesta, se hizo una contrapropuesta e independientemente del trabajo legislativo, debemos seguir dialogando y buscando un acuerdo".
Eso sí, puntualizó, el eventual acuerdo entre el gobierno y el sindicato se realizaría sobre la base de lo que los legisladores decidan en torno a las reformas a la Ley del Seguro Social. Dijo que sobre esa fórmula se busca un buen acuerdo.
Creel llegó tarde a la comida. En aras de evitarle molestias por la reciente operación, su camioneta casi entró al salón del sindicato. Con un trato que evocaba tiempos de antaño, recibió la medalla Don Cruz Lizárraga y le cantaron una especie de corrido que lo situó como funcionario sin igual. Decenas de calificativos desbordados en su favor: "moneda de una sola cara, hombre de alma limpia y transparente, garantía de solidaridad..."
A ellos, los músicos obsequiosos, les explicó que anda en muletas "no por haberse caído de la nube en que andaba, sino por haberse caído con todo y caballo".
Luego se refirió al conflicto que había agitado la ciudad toda la mañana y motivado el virtual cerco a la sede del Senado. Lo que no se puede permitir, advirtió a los sindicalistas del IMSS, es que se ejerza presión sobre el Congreso para que legisle en uno u otro sentido. Les dijo que se vale la manifestación pública, consagrada en las leyes, mientras ésta no transgreda derechos de terceros.
La ley no confiere a ningún grupo político o sindicato impedir los trabajos en el Congreso de la Unión, y cuando a esas horas todavía no se abría el acceso al recinto, dijo que el sindicato debería tener pleno respeto al juicio que emitan los senadores con su voto, "que es sagrado y es soberano". ALONSO URRUTIA
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