México D.F. Jueves 5 de agosto de 2004
Levy y Abascal adelantaron que no había
marcha atrás
Vega Galina declara fuera de control a trabajadores
FABIOLA MARTINEZ
Bastaron
dos llamadas telefónicas para dejar en claro a los 360 mil afiliados
al Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS) que no
había marcha atrás. Por la vía legislativa serían
modificadas las relaciones laborales en el organismo, pese a la advertencia
de los empleados de recurrir al amparo y, sobre todo, a "hacer efectiva
una huelga nacional".
La primera llamada la hizo el dirigente sindical, Roberto
Vega Galina, al director general del Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS), Santiago Levy, en espera que de última hora surgiera alguna
nueva cita para negociar.
El funcionario fue breve y directo. Sólo informó
que el equipo a su mando "está en la mejor disposición de
seguir dialogando en los próximos días" el régimen
de jubilaciones y pensiones (RJP). Es decir, luego de que el Senado aprobara
la enmienda.
El segundo telefonema lo hizo también por la mañana
el secretario del Trabajo, Carlos Abascal, conciliador oficial en la truncada
mesa de negociación entre la dirección del IMSS y el SNTSS.
"Levy no cede, los duros no quieren ceder", habría dicho el funcionario
desde el otro lado del auricular, al término de una conversación
con Levy y el presidente Vicente Fox.
Por si no le hubiera quedado claro al SNTSS, más
tarde los dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT)
solicitaron a Fox una cita urgente para abordar el particular. Otra respuesta
rápida: "Véanlo con Carlos". Y Abascal -reveló ante
cientos de trabajadores el líder de los telefonistas, Francisco
Hernández Juárez- nos dijo que "las pensiones deben ser autosustentables".
O sea, explicó el dirigente, "en pocas palabras nos dijeron que
si los trabajadores no pagan su propia jubilación jamás habrá
arreglo, porque ni la iniciativa privada ni el gobierno federal pondrán
dinero".
"Ya no puedo meter en cintura a la gente"
Ayer fue un día muy largo para la dirigencia sindical
del IMSS. Desde temprano Vega Galina convocó a sus 37 secretarios
seccionales del país y a su comité ejecutivo a permanecer
en alerta.
En el amplio salón de plenos de su sede hubo mucho
tiempo para que expusieran su propuesta, y rindieran informes pormenorizados
de los paros y bloqueos que habían dispuesto en sus entidades.
Las horas pasaron. Esperaban, como quien mata el tiempo,
la llamada especial que marcara el rumbo: a Los Pinos, a la Secretaría
del Trabajo, a Reforma (oficinas centrales del IMSS).
Creían que habría una amplia discusión
luego de que el martes por la noche, el sindicato presentó una nueva
propuesta que cedía hasta una aportación de 10 por ciento
del salario para el RJP, y "lo más importante de todo" -insistían
los asesores jurídicos del SNTSS-: se aceptó 35 años
de servicio y 60 años de edad como requisitos indispensables para
que los futuros empleados del organismo tengan derecho a una jubilación.
En el octavo piso de Zamora 107 llovieron otra vez los
discursos, las explicaciones actuariales, el consejo de los abogados Arturo
Alcalde y Néstor de Buen. Este último repasaba la historia
del movimiento obrero, del derecho a huelga y recomendaba a los líderes:
"Es necesario todo tipo de protestas. No les digo que vayan a la guerra,
pero sí a la guerrilla".
Para entonces algunos dirigentes miraban a cada rato su
reloj y otros se acercaban a Vega para informarle que "en el Senado ya
empezaron los enfrentamientos con la policía". ¿Qué
puedo hacer?, reconocía ante los suyos. "¿Qué puedo
hacer ante un director (del IMSS) autista que no ha tenido la delicadeza
de hablar con la representación sindical?"
Ya sin esperanza de negociar alguna cosa, se levantaron
de la mesa. Vega les ordenó trasladarse a la protesta que desde
las siete de la mañana habían empezado sus representados
en los alrededores de la casona de Xicoténcatl.
De Buen también alistó su tarea: preparar
"este mismo fin de semana" el amparo, ante la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, "por la inconstitucionalidad" de la reforma y, posiblemente
para fines de este mes, el emplazamiento a huelga por revisión salarial,
cuyo vencimiento es en octubre. Por lo pronto, ordenaron "un paro nacional
de varios minutos" para la tarde de ayer.
"¡Esto se está saliendo del control del sindicato.
Yo ya no puedo meter en cintura a la gente. De verdad (el gobierno) no
tiene idea de la dimensión de la bomba social que está a
punto de estallar.
"Esto es un golpe mortal para el sistema de seguridad
social solidario. Aquí Levy es el gran ausente, no le interesa el
diálogo; ya hizo su trabajo, él es el caballo de Troya",
decía en voz baja Vega Galina momentos antes de partir hacia el
concurrido mitin a un lado del Senado.
El cerco en Xicoténcatl
La policía capitalina calculó que había
4 mil 500 trabajadores en las inmediaciones de todos los ingresos al Senado.
En unos menos que en otros, como en el cruce de Belisario Domínguez
y la pequeña Calle del 57, por donde finalmente, al filo de las
16:40 horas, la Policía Federal Preventiva logró introducir,
a bordo de tres autobuses y con uso de sus toletes, a los senadores priístas
y panistas. El resultado fue de siete trabajadores lesionados.
"El sindicato del IMSS se encuentra en una situación
histórica, a punto de un conflicto jamás visto", expresó
uno de tantos oradores, quizá más de 100 que tomaron la palabra
en el mitin.
Lo cierto es que tampoco se había visto que los
líderes del SNTSS y de las organizaciones que los apoyan, como la
UNT y el Frente Sindical Mexicano, estuvieran al frente de un prolongadísimo
mitin de más de 10 horas. Tampoco se había escuchado a Vega
Galina, trepado en el toldo de un camión, hablar y hablar hasta
frente a sus más férreos opositores: "¡Tengo los güevos
suficientes para defender al sindicato. Por favor, no me digan eso, no
me digan que voy a venderme!"
Iremos, prosiguió, con responsabilidad y legalidad
a todos los escenarios posibles. La huelga es un derecho que todavía
no ha sido borrado de la Constitución. No somos los responsables
de la crisis del IMSS y, por ello, iremos en tres vías: legalidad
estatutaria, movilización y amparo por inconstitucionalidad.
Por la noche, justo en el momento que a unos pasos los
senadores iniciaban la discusión, Hernández Juárez
supo, otra vez, arengar a la concurrencia con lo que, sabe bien, cala hondo
a los del Seguro Social: "Fox dice que el IMSS requiere de la reforma porque
de otro modo no habrá dinero para pagar los 700 mil millones de
pesos que se requieren para las pensiones en los próximos 20 años,
¡pero no le queda duda que sí tiene dinero para pagar 1.2
billones de pesos para los banqueros!"
Tampoco le importa, agregó el telefonista, pagar
12 mil millones de pesos cada año para salarios de tres mil trabajadores
de confianza, aun cuando ese monto significa una cuarta parte de lo que
se gasta en el pago para 120 mil jubilados.
Fue entonces cuando al igual que el dirigente del STUNAM,
Agustín Rodríguez, y del SME, Rosendo Flores, UNT y FSM se
comprometieron a jugársela "hasta las últimas consecuencias"
con el sindicato del IMSS, porque "si les pegan a ustedes, nos llevan de
refilón a todos".
Ratificaron las movilizaciones para el próximo
31 de agosto y paros el primero de septiembre, porque, expresó Flores,
"¿quién pidió a diputados y senadores madrear a los
trabajadores?" La gente gritó al líder electricista "¡apagón,
apagón!" En respuesta, el electricista sentenció: "¡Hoy
es el momento de responder a un Presidente que ha demostrado docilidad
al capital y decidir: 'o nos arrodillamos o luchamos hasta vencerlos'!"
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