México D.F. Jueves 5 de agosto de 2004
Tres autobuses fueron usados como resguardo
para evadir a trabajadores del Seguro Social
Penoso acceso de senadores al recinto de Xicoténcatl,
bajo protección policial
Al ingresar, priístas, panistas y verdes
recibieron mentadas de madre por parte de manifestantes
VICTOR BALLINAS Y ANDREA BECERRIL
Por
la puerta de atrás, y por la fuerza, con la ayuda de más
de cien elementos policiacos, entraron ayer por la tarde al Senado la mayoría
de los legisladores de PRI, PAN y PVEM para aprobar horas después
la reforma a la Ley del Seguro Social.
''¡Esto es humillante. Nunca en la historia del
Congreso se había visto algo así!'', expresó el senador
Carlos Rojas, de los pocos priístas que, al igual que Laura Alicia
Garza Galindo y Dulce María Sauri, llegaron caminando al recinto
de Xicoténcatl e incluso dialogaron con los manifestantes en medio
de un dispositivo de más de mil policías que resguardaron
todos los accesos.
Fueron la excepción, porque a la mayoría
de los legisladores los metieron casi escondidos dentro de autobuses y
protegidos por granaderos, después de que el presidente del Senado,
Enrique Jackson, pidió el jefe de Gobierno del Distrito Federal,
Andrés Manuel López Obrador, el apoyo de la fuerza pública
''para garantizar el acceso seguro y la integridad física'' de los
senadores.
Jackson Ramírez se mantuvo en contacto desde mediodía
con el responsable de Seguridad Pública capitalino, Marcelo Ebrard,
y con base en ello se tuvo que montar todo un operativo en el que
participó además la Policía Federal Preventiva (PFP)
para replegar a los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS) de la calle Cuba y lograr el paso, como bólidos, de tres
autobuses en los que viajaron unos 65 senadores, que sólo así
lograron ingresar a la casona de Xicoténcatl pasadas las 16:30.
De lo que no se libraron los senadores fue de los gritos,
mentadas de madre y otras recriminaciones de miles de trabajadores del
IMSS, que desde muy temprano cercaron todos los accesos al recinto legislativo
para tratar de impedir que se aprobara la reforma a la Ley del Seguro Social.
''Esos son, esos son los que chingan a la nación'', tronaron los
manifestantes que desde la calle Tacuba veían con impotencia la
llegada de los legisladores priístas y panistas y les advertían:
''¡Ni un voto al PRI, ni un voto al PAN!''
Muy distinta fue la llegada de los 15 senadores del PRD,
que lo hicieron por la puerta principal entre manifestantes que mostraban
el puño en alto y coreaban ''este apoyo sí se ve''. Los senadores
Rutilio Escandón y Elías Moreno Brizuela comentaron: ''No
tenemos por qué llegar por la puerta de atrás; nosotros no
traicionamos a los trabajadores''.
Diputados y senadores integrantes de la Comisión
Permanente, que sesionaron por la mañana, también tuvieron
problemas para ingresar al recinto. El enojo de los manifestantes fue subiendo
de tono y para las 11 de la mañana ya no dejaron pasar a nadie,
ni siquiera a los vecinos.
La senadora Dulce María Sauri fue de las pocas
que pudieron pasar el retén de República de Cuba y Calle
del 57. Los manifestantes no la dejaban ingresar y ella les dijo: ''Soy
senadora del PRI y yo voy a votar en contra de la reforma, si ustedes me
permiten hacer mi trabajo''. Incluso por micrófono reiteró
su postura: ''La reforma no resuelve el problema, voy a votar en contra''.
-¿Cómo nos lo garantiza? Los priístas
siempre nos traicionan -le dijo uno de los manifestantes.
-Con mi palabra. Soy una mujer de compromisos -les respondió
y pudo pasar entre gritos de apoyo.
Un poco más tarde, Laura Alicia Garza Galindo se
plantó frente a los manifestantes ubicados en Tacuba, donde se llevó
a cabo el mitin principal de los trabajadores del IMSS. Se identificó
como senadora priísta. ''La leímos hoy en La Jornada'',
le dijo un trabajador.
A las 13:45, hora en que concluyó la sesión
de la Comisión Permanente, Jackson -que había concedido varias
entrevistas radiofónicas- dijo que esperaba que el gobierno capitalino
cumpliera con su obligación de protegerlos.
Se pensó en muchas opciones, pero finalmente se
optó por trasladar a los senadores en tres autobuses desde la Torre
de El Caballito. En un primer intento no pudo pasar el convoy; el subsecretario
de Seguridad Pública, Gabriel Regino, dijo: ''Se aborta la operación'',
pero los legisladores insistieron y se optó por que tres camiones
con elementos de la PFP abrieran camino, mientras granaderos replegaron
a los manifestantes que estaban en República de Cuba y Cerrada del
57.
Así, finalmente, entre gritos y mentadas de madre
el convoy logró pasar entre los inconformes. Muchos de los senadores
estaban pálidos al bajar del autobús, en Donceles. Cuando
Emilio Gamboa Patrón, uno de los impulsores de la reforma, vio a
Carlos Rojas dentro del recinto, le preguntó: ''¿No venías
en el autobús?'' Aquél le respondió: ''Yo vine caminando,
yo sí soy amigo de los trabajadores''.
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