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México D.F. Viernes 23 de abril de 2004
Leonardo García Tsao
La venganza de los nerds
El título Esplendor americano no es tan irónico como podría parecer, pues la historia de Harvey Pekar ilustra cómo hasta el tipo más inadaptado de la sociedad estadunidense puede encontrar su lugar -y hasta el éxito- sabiendo aprovechar sus limitaciones.
Emparentado con el documental Crumb (Terry Zwigoff, 1994) y Mundo fantasma (2001), segundo largometraje del mismo Zwigoff, en el sentido de ilustrar el mundo de los comix, es decir el cómic alguna vez considerado underground, el tercer largometraje del dúo Shari Springer Bergman y Robert Pulcini es una biografía ficticia de Pekar, apuntalada con entrevistas documentales con el personaje real, así como su propia narración en off. Un enfoque muy apropiado dado que se trata del hombre que hizo de su gris existencia un cómic llamado American Splendor, precisamente.
Desde el principio se establece que Pekar (Paul Giamatti) estaba destinado a ser su propio personaje. Neurótico al grado de hacer ver a Woody Allen como un modelo de estabilidad mental, él mismo se considera un fracasado, harto de su monótono trabajo como archivista de un hospital de Cleveland, abandonado por sus dos esposas y condenado a hacer vida social sólo con nerds de su talla. Uno de ellos resulta ser el cartonista Robert Crumb, nada menos, quien acepta ilustrar los guiones de cómic que Pekar le muestra como desahogo.
Ese es el principio del cambio. La historieta resultante obtiene un pequeño culto, al cual pertenece una nerd total llamada Joyce Brabner (Hope Davis). Ambos se conocen por correspondencia y, al comprobar su compatibilidad, deciden juntarse. Ella le propone matrimonio de inmediato, en un acto tan desesperado como coherente. El camino a la fama relativa de Pekar será pavimentado por apariciones en el programa de David Letterman que, no obstante la socarronería del anfitrión, servirán para promover la revista. (El juego entre ficción y realidad se vuelve en particular curioso cuando se intercambian escenas del verdadero programa, con recreaciones).
Las tres películas coinciden en mostrar un universo similar de infelicidad y depresión crónica, apenas aliviada por el encuentro con insatisfechos similares. La afición al cómic y la colección de viejos discos de jazz o blues, son rasgos tan compartidos como la marginalidad social. Sin embargo, son los personajes reales de Crumb y Pekar quienes logran trascender su marginación al convertir sus neurosis en arte.
Filmada en colores parduscos que expresan esa deprimente realidad, Esplendor americano consigue hacer un retrato cálido del biografiado, no obstante las tácticas de distanciamiento. El siempre bienvenido actor de carácter Giamatti -quien Pekar señala, con razón, no se le parece nada- hace una prodigiosa encarnación, reproduciendo la mirada hostil, la voz estrangulada y la postura encogida del protagonista. Pero le aporta una dosis de simpatía de la que adolece el verdadero Pekar. Aunque el personaje es a todas luces insufrible, Giamatti le brinda esa cualidad conmovedora del loser chistoso, toda una tradición de la comedia hollywoodense.
Lo irónico de Esplendor americano es que, al final, ese loser acaba siendo un winner. Así como el imposible compañero de trabajo, Toby Radloff (interpretado en la recreación por Judah Friedlander), llega a tener sus 15 minutos de fama freak gracias a MTV, Harvey Pekar resulta reivindicado por la descripción fiel de su lamentable existencia. ƑCuántos fracasados pueden presumir de una versión cinematográfica de su vida? El chiste no es quejarse de los sufrimientos, sino saber hacerlo con estilo.
ESPLENDOR AMERICANO
(American Splendor)
D: Shari Springer Berman, Robert Pulcini / G: Shari Springer Berman, Robert Pulcini, basado en la historieta de Harvey Pekar/ F. en C: Terry Stacey/ M: Mark Suozzo/ Ed: Robert Pulcini/ I: Paul Giamatti, Harvey Pekar, Hope David, Judah Friedlander, Joyce Brabner/ P: HBO Films. EU, 2003. [email protected]
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