México D.F. Viernes 23 de abril de 2004
Participación del historiador José
Mariano Leyva en el encuentro de Guanajuato
El teatro de títeres debe privilegiar la crítica
antes que el didactismo
Los Rosete Aranda ridiculizaban, en el siglo XIX, supersticiones
populares y religiosas
Recomienda acercarse de manera artística a lo
que los niños observan en la actualidad
CARLOS PAUL ENVIADO
Guanajuato, Gto., 22 de abril. El teatro de títeres
debe ser hecho más desde una perspectiva artística y crítica,
que reconozca la realidad inmediata de los pequeños, que desde una
didactismo ''pinche", sostuvo el historiador José Mariano Leyva.
El especialista presentó Dos Folías censurado:
los títeres y la prensa en el siglo XIX, segunda de las tres
conferencias programadas en el contexto del segundo Festival Internacional
Titerías, que se realiza en esta ciudad.
En su amplia ponencia, la cual forma parte del ciclo ''Recuperando
la desconocida historia del títere en México", el investigador
explicó -basado en publicaciones periodísticas aparecidas
durante el siglo XIX-, cómo ese arte teatral pasó de ''desmenuzar,
analizar y criticar la cotidianidad" a ser instrumento de ''un didactismo
fácil, casi imbécil, que parece pensado no para niños,
sino para subnormales".
Aproximarse a problemas complejos
Leyva
detalló cómo hacia el año 1835, en las primeras representaciones
ofrecidas por la Compañía de Títeres de los Rosete
Aranda, se incluían episodios de la vida cotidiana como Escenas
callejeras entre un borracho y un gendarme oLa aparición
del cometa, obra esta última ''en la que ridiculizaban con maestría
las supersticiones populares y de carácter religioso".
Comentó que Don Folías fue un personaje
del titiritero Fernando Campusano ''que atravesó casi todo el siglo
XIX y se dedicaba, sin ninguna sutileza, al desacato, la grosería
y la crítica de alcaldes y gobernadores".
Los títeres con su espectro crítico -en
el que lo popular, lo religioso y las autoridades son blanco de la burlas-
''influyeron, a otros medios, lo cual es importante destacar, según
Leyva.
''Los diarios publicados en el siglo XIX que no se dedicaban
a los niños, conte-nían entre sus páginas toda una
estética y disidencia muy titiritesca que tocaba desde el nombre
de la publicación hasta pasajes y caricaturas que tenían
como fin poner en tela de juicio una vez más la vida cotidiana."
Sin embargo, a principios del siglo XX esa disidencia
se institucionalizaría ''para representar un didactismo fácil
e inamovible".
Aunque lo más grave del asunto, consideró
el investigador, ''sea que con la pérdida de la crítica,
también se perdió buena parte de la naturaleza artística
de los títeres".
Para Leyva, ''hoy más que preocuparnos por la información
histórica que se genere al respecto o la didáctica, los titiriteros
tendrían que acercarse, de manera artística, a problemas
tan complejos como la venta de drogas en las escuelas, por ejemplo, así
como qué es lo que los niños ven en la actualidad.
''Ahora existe una impresionante diferencia entre una
generación y otra, diferencia que abarca no más de siete
años. La cuestión es, ¿para quién se hace hoy
teatro de títeres?
''No para una generación de la Revolución
Mexicana, ni siquiera para los hijos que participaron en el movimiento
estudiantil del 68; hablamos de los hijos de la denominada generación
X, niños que tienen una cultura completamente distinta, entre cuyas
actividades están las de ver MTV, Los Simpson o South
Park y si los titiriteros no reconocen esa realidad, ya sea para criticarla
o simplemente para exponerla, los pequeños no asistirán al
teatro."
Presentación de los titiriteros de Binéfar
Asimismo, durante el segundo día de actividades
del Festival Internacional Titerías se presentó también
la obra La fábula de la Raposa, con el grupo Los Titiriteros
de Binéfar, de Huesca, España, encabezada por Francisco Paricio
y Pilar Amorós.
Se trata de un sencillo y conmovedor montaje en el que
mediante la relación amistosa entre una zorra y un ratón
de campo, para conseguir comida, se reflexiona sobre los vínculos
del hombre (un granjero) con la naturaleza.
A diferencia de otras historias, en la que los animales
hablan, en este trabajo los movimientos corporales de los silvestres y
tiernos animalitos, las peripecias por las que pasan para sobrevivir, captaron
la atención de los pequeños, quienes percibieron lo importante
que es tener noción del respeto por la vida.
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