México D.F. Viernes 23 de abril de 2004
Néstor Kirchner quiere usar los recursos
para aliviar la crítica situación social
Argentina debe reanudar el pago de su deuda externa,
insisten FMI y BM
Desacuerdo con Buenos Aires sobre la forma de compaginar
la lucha contra la pobreza y el cumplimiento con acreedores, reconoce la
directora del fondo, Anne Krueger
ROBERTO GONZALEZ AMADOR Y JIM CASON ENVIADO Y CORRESPONSAL
Washington, DC, 22 de abril. Argentina debe reanudar
el pago de su deuda externa de 88 mil millones de dólares, cuyo
servicio se encuentra suspendido desde finales de 2001, insistieron este
jueves el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Estas declaraciones por separado profundizaron todavía más
las diferencias de los organismos con el gobierno del presidente Néstor
Kirchner.
Anne Krueger, directora gerente en funciones del FMI,
afirmó tener ''un desacuerdo'' con las autoridades argentinas sobre
la forma de compaginar la atención de necesidades sociales y reanudar
el pago de la deuda.
El
fondo está presionando a Buenos Aires para que eleve su superávit
fiscal primario, indicador que mide la diferencia entre los ingresos y
el gasto público antes del pago del servicio de la deuda pública,
que ahora es de 3 por ciento del producto interno bruto (PIB), unos 4 mil
millones de pesos argentinos, en el primer trimestre de 2004. Esta cantidad
supera la meta comprometida con el FMI para el mismo periodo, que era de
mil 100 millones de pesos.
El gobierno argentino ha logrado incrementar su superávit
primario y quiere usar esos recursos para impulsar programas de alivio
a la crítica situación social, tras dos años de crisis.
Pero el FMI y el Banco Mundial reiteraron hoy que Buenos Aires debe cumplir
con sus obligaciones financieras ''si quiere estar en el juego''.
Entre 2001 y 2002 Argentina, país que siguió
a pie juntillas las reformas diseñadas por los organismos financieros
internacionales desde principio de los años 80 del siglo anterior,
experimentó una de las peores crisis económicas de su historia.
El tamaño de la economía se redujo 20 por ciento en sólo
tres años y regresó la inflación. El gobierno declaró
una suspensión de pagos de su deuda, mientras el peso argentino,
cuyo valor había sido equivalente al del dólar por varios
años, se devaluó hasta alcanzar 3.90 unidades por dólar.
Krueger declaró este jueves en una conferencia
de prensa que la restructuración de la deuda pública argentina
y el aumento del superávit primario, necesario para generar los
recursos que sirvan para pagar la deuda, ''son esenciales'' para que el
país mantenga el crecimiento, previsto por el FMI en 5.5 por ciento
para 2004.
''Si tengo un desacuerdo con las autoridades argentinas
es que al enfrentar el tema de la pobreza y las necesidades sociales, lo
más importante que puede suceder es tener un crecimiento acelerado
sobre una base sostenible'', declaró Krueger.
El ministro argentino de Economía, Roberto Lavagna,
declaró el miércoles pasado en Nueva York que el gobierno
de su país tiene pensado usar parte de su superávit fiscal
primario para exentar a familias pobres del pago del impuesto al valor
agregado (IVA) en algunos bienes básicos.
El plan, detalló, consiste en reducir el IVA en
productos que son comprados por los 2 millones de argentinos que tienen
los ingresos más bajos y también emplear parte de esos recursos
para construir infraestructura, en especial para ayudar a paliar la crisis
energética.
Los acreedores argentinos y los organismos internacionales
han sugerido que el mayor superávit primario sea empleado para mejorar
la oferta de pago de deuda hecha en septiembre por el gobierno de Kirchner,
y que consiste en pagar sólo 25 por ciento de los 88 mil millones
de dólares a que asciende la deuda.
James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, fue interrogado
sobre este tema. ''Todo mundo quiere que haya más dinero para programas
sociales'', respondió sobre el caso de Argentina. ''Sucede como
cuando una persona tiene una deuda. No puede dejar de pagar la tarjeta
de crédito. Si Argentina quiere estar en el juego tiene que cumplir
sus obligaciones''.
Aceptó que el diálogo entre el gobierno
argentino y sus acreedores será complicado. ''Es fácil decir
'al diablo' con los de fuera, pero todo tiene implicaciones'', remató.
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