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México D.F. Lunes 23 de febrero de 2004
SAN FRANCISCO, CONTRA LA DISCRIMINACION
En
contra de las posturas conservadoras, moralinas y chovinistas del presidente
George W. Bush; del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, y
de varias organizaciones religiosas estadunidenses -incluida, por supuesto,
la jerarquía eclesiástica católica del país
vecino-, el ayuntamiento de San Francisco se ha convertido en símbolo
de la lucha por las libertades y los derechos civiles en contra de la discriminación.
Como es sabido, desde el pasado 12 de febrero las autoridades
de esa ciudad californiana decidieron otorgar certificados de matrimonio
a parejas de personas del mismo sexo. Desde entonces las oficinas del ayuntamiento
han casado a parejas homosexuales procedentes de distintas zonas de Estados
Unidos y de otras naciones a un ritmo de 300 por día.
El alcalde Gavin Newsom tendrá que defender su
decisión ante los tribunales, toda vez que grupos conservadores
y el propio Schwarzenegger han anunciado acciones legales para proscribir
el matrimonio entre homosexuales. El gobernador equiparó la medida
con "entregar licencias de armas para cometer asaltos o licencias para
vender drogas" y ordenó al fiscal general del estado, Bill Lockyer,
que busque vías legales para detener al ayuntamiento sanfraciscano.
Pero la actitud de Newsom ha dado paso a decisiones semejantes en el estado
de Massachussets, cuyo Congreso aprobó una propuesta que permite
uniones civiles con ciertas restricciones a parejas formadas por personas
del mismo sexo, y en el condado de Sandoval, Nuevo México, donde
se anunció la pronta expedición de certificados matrimoniales
a parejas homosexuales.
Independientemente de lo que ocurra en los tribunales
californianos y en la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, con
la iniciativa de San Francisco el tema del matrimonio gay, que recorre
el mundo en estos tiempos, llega casi a la frontera de nuestro país.
Es pertinente recordar que los países pioneros en la legalización
de uniones de personas del mismo sexo fueron Dinamarca (1998), Holanda
(2000) y Canadá (2003). Holanda y Reino Unido han aprobado leyes
que permiten la adopción de niños a parejas del mismo sexo.
Hace dos semanas un juzgado de Navarra, Pamplona, otorgó
a dos lesbianas la patria potestad compartida de unas gemelas concebidas
por inseminación artificial por una de las integrantes de la pareja,
en aplicación de una ley recientemente aprobada por el parlamento
navarro con la oposición del Partido Popular, en el gobierno en
Madrid. El derecho de las parejas homosexuales a la adopción ha
sido reconocido asimismo por los legislativos del País Vasco y de
Aragón, y se espera que pronto el parlamento catalán haga
otro tanto.
En América Latina Brasil se encuentra a la vanguardia
en materia de lucha contra la discriminación a los homosexuales.
En abril próximo los representantes de Brasilia presentarán
ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU una propuesta de
resolución que establece que la naturaleza universal de los derechos
humanos y libertades fundamentales "está más allá
de todo cuestionamiento y la orientación sexual no debe invocarse
para impedir el disfrute de tales derechos y libertades", incluyendo los
derechos a contraer matrimonio y a adoptar niños.
En Buenos Aires y en Río Negro, Argentina, hay
reconocimiento legal limitado a las uniones entre personas del mismo sexo.
En cuanto a nuestro país, cabe recordar que está pendiente
la aprobación, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal,
de la iniciativa de ley de Sociedades de Convivencia, la cual permitiría
dar reconocimiento legal limitado a diversas situaciones de convivencia
humana, incluidas parejas formadas por personas del mismo sexo.
Nuestro entorno social debe avanzar hacia una modernidad
humanista, tolerante e incluyente, en la que quede plenamente superada
la discriminación por razones raciales, étnicas, religiosas,
políticas, culturales, de género, de singularidades físicas,
de clase social y de preferencias sexuales. El pleno reconocimiento legal
a las parejas formadas por personas del mismo sexo es un paso fundamental
en esa dirección. Cabe esperar que logre vencer los prejuicios sociales
y los dogmas religiosos y se generalice en todo el mundo.
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