México D.F. Lunes 23 de febrero de 2004
Estadísticas señalan que es la única demarcación donde no ha bajado la criminalidad
El miedo a ser víctima de un delito afecta a la población de Tláhuac
A quien tiene un negocio o un coche lo pueden secuestrar, afirman vecinos de la zona
SUSANA GONZALEZ G.
El hermetismo que los pobladores de Tláhuac han mostrado siempre frente a los extraños se acentúa ahora por la inseguridad que se ha disparado en los últimos meses: robos a transeúnte, de vehículos y autopartes o a casa habitación, pero el miedo que los hace más recelosos es a convertirse en víctimas de un secuestro.
La reducción en la incidencia delictiva que en los últimos tres años se ha registrado en el Distrito Federal en general no ha llegado a Tláhuac. Por el contrario, el número de denuncias presentadas ante el Ministerio Público el año pasado se disparó en 20 por ciento respecto con la registrado en 2002, de acuerdo con estadísticas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
"Las autoridades se han olvidado de Tláhuac. Para las 302 mil personas que aquí habitan resultan insuficientes las dos coordinaciones territoriales, 50 patrullas de la policía preventiva y cuatro de la judicial que funcionan. Eso si no se las llevan para operativos centrales o a otras delegaciones", refiere Alfredo Hernández Raigosa, diputado federal y habitante del lugar.
Para exigir a la PGJDF y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) que pongan atención y solucionen sus problemas, comités vecinales y organizaciones civiles de la demarcación iniciarán este lunes una campaña de recolección de firmas que durará tres semanas.
Las historias de la inseguridad circulan entre los paseantes en el parque principal del centro de Tláhuac, donde se asienta el edificio delegacional: "hace 15 días se llevaron a la hermana del dueño de la gasolinera del centro de Tláhuac y antes fue un pollero" refiere Susana Rodríguez, de las pocas personas que accedieron a una entrevista. La mayoría de la gente, sobre todos los ancianos, se rehúsa a hacer comentario alguno y otros hasta piden identificación.
"La gente tiene miedo. Ahora a cualquiera que ven que junta algo con mucho esfuerzo, un coche por ejemplo, o que levanta un negocio, lo roban o lo secuestran". No importa donde esté, la casa también se ha vuelto insegura: "a un señor de la unidad Juan de Dios Peza, en Santiago Zapotitlán, le robaron su coche a las siete de la mañana dentro del estacionamiento. Un tipo lo encañonó con una pistola y se lo quería llevar a él y a su hija, pero el señor le dio las llaves y pudo sacar a su niña", refiere otra mujer.
"ƑPatrullas? Hasta eso, sí pasan, pero ya les tienen checados los horarios y en menos de diez minutos se roban las camionetas, los coches o el estéreo. Hasta hay robo hormiga como de bicicletas o lo que uno deje en el patio o el pasillo", admite Mónica Solís, vecina de la colonia La Habana.
Uno de los vendedores de dulces del parque, primero quiere evadir la plática con un insistente "aquí es muy tranquilo, no roban ni pasan esas cosas", pero al final cuenta que a mediados del año pasado "a una muchacha le quitaron su bebé de tres meses, ahí al lado de la policía. Pidieron rescate, pero como la familia no pudo pagar, a los tres días el cuerpecito del niño apareció tirado en el canal. Eso hasta salió en la tele".
De hecho, Tláhuac y Cuajimalpa son las únicas de las 16 delegaciones políticas donde no se han presentado ningún descenso en las cifras delictivas, pero la situación ha sido más grave en la demarcación del sur, indican las estadísticas de la PGJDF.
En el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador los delitos crecieron nueve por ciento en Tláhuac y cuatro por ciento en Cuajimalpa respecto a 2000; para el segundo año, se dispararon ocho y cuatro por ciento, respectivamente; en el tercer año, el aumento fue de 20 puntos porcentuales contra dos de la delegación del poniente capitalino.
|