México D.F. Lunes 23 de febrero de 2004
Iván Restrepo
ƑCuándo al bosque de Tlalpan?
En buena hora el Gobierno del Distrito Federal emprendió la rehabilitación de los dos bosques más visitados de la ciudad: Aragón y Chapultepec. El primero se encontraba prácticamente en el abandono pese al importante papel que debe jugar en bien de los habitantes del norte de la zona metropolitana. Los primeros cambios mostraron la necesidad de terminar la tarea hasta hacer de Aragón y su zoológico un sitio digno, seguro, libre de basura, con el mantenimiento adecuado. Hace falta aquí, además, un proyecto cultural paralelo al ecológico.
Una primera y prometedora prueba de lo que puede hacerse fue la instalación de varias esculturas de reconocidos artistas como parte del proyecto de Isaac Masri: sacar el arte de las galerías y llevarlo por la ciudad, no únicamente al Paseo de la Reforma, donde ha tenido gran éxito.
En cuanto al bosque de Chapultepec, el esfuerzo conjunto de Gobierno, iniciativa privada y grupos ciudadanos seguramente dará por fruto que las tres secciones del pulmón verde recuperen pronto su calidad ambiental y queden libres de basura, se ponga fin a la actividad anárquica de vendedores ambulantes, así como de los que cobran por dejar estacionar los coches en la vía pública. Ojalá también se sumen las áreas todavía en poder de influyentes para su uso particular y se prohíba la construcción de nuevas obras que sólo aumentan la mancha de concreto y asfalto.
Pero la ciudad tiene otras zonas verdes que lamentablemente no reciben atención suficiente. Una es el bosque de Tlalpan, que desde hace siete años es área natural protegida, bajo la categoría de parque urbano. Inicialmente este pulmón citadino contaba con más de 300 hectáreas, pero la expansión urbana y diversas adjudicaciones para construir instalaciones privadas le restaron 50. De todas formas es una extensión considerable que genera oxígeno, contrarresta contaminantes y es visitada por miles de personas que viven en el sur.
Al igual que ahora ocurre con Chapultepec, un grupo ciudadano se preocupa desde hace varios años por la suerte del bosque y ha colaborado con las autoridades para resolver sus problemas más urgentes, que de no ser atacados con planes de manejo adecuados el deterioro será mayor del que ahora registra.
Y es que en Tlalpan la masa forestal muestra deterioro debido a las plagas, a los árboles secos y en mal estado; en paralelo, se ha ido perdiendo su fauna característica, antes abundante en ardillas, conejos, armadillos. Hoy apenas se encuentra muestra de la primera. En cambio aumenta la fauna nociva y los vendedores ambulantes que en el pasado recibieron el respaldo de las autoridades a cambio del voto. Lo demás es fácil de imaginar: basura, ruido, obsoletas estructuras burocráticas, poca consideración de muchos visitantes hacia las áreas verdes. Y un nuevo aporte gubernamental que sería bien visto y aceptado, pero en otro sitio: conciertos masivos de rock.
Si las autoridades deciden emprender la rehabilitación del bosque de Tlalpan junto con los grupos ciudadanos y centros de estudio e investigación que se ubican en el sur, no partirán de cero.
Existen varios estudios, patrocinados por particulares y elaborados por especialistas, que servirían para fijar nuevas políticas de restauración y preservación ecológica, así como las acciones para regular diversas actividades que pueden darse en este pulmón verde en beneficio de la comunidad: de tipo cultural, ambiental, de difusión del conocimiento de fauna y flora locales.
Pero mientras para el bosque de Chapultepec (ubicado en una delegación a cargo de un panista) las autoridades convocan y alientan la participación de la iniciativa privada y de grupos ciudadanos interesados en regresarle su salud ambiental, en el de Tlalpan ocurre lo contrario. Y eso que la delegación es gobernada por un distinguido militante del PRD.
Especialmente en años recientes se ha hecho a un lado el apoyo y la colaboración que venían ofreciendo vecinos del bosque y otros grupos interesados en preservar y darle el uso adecuado. Resulta más fácil construir la ciudad de la esperanza sumando voluntades que restándolas.
|