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México D.F. Lunes 23 de febrero de 2004
El país requiere reconciliarse con la etapa marcada como guerra sucia, dice
Hacer justicia sin ánimo de venganza, pide Rivera Carrera
JOSE ANTONIO ROMAN
La detención y castigo a los presuntos responsables de los llamados ''crímenes del pasado'' no deben tomarse como actos de revancha o de venganza, afirmó el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, quien sin embargo dijo que la impartición de justicia es necesaria para que el país finalmente pueda reconciliarse con esa etapa de su historia.
Entrevistado poco después de oficiar la misa de mediodía en la Catedral Metropolitana, el prelado se refirió, a pregunta expresa, a la detención de Miguel Nazar Haro, quien fuera director de la Dirección Federal de Seguridad en los 70. Dijo que México se reconciliará sólo cuando se haga justicia, pero agregó que hay crímenes del pasado, y también del presente, en los que es necesario hacer justicia y acabar con la impunidad. Insistió en que no debe haber personas consideradas intocables, sino todos deben estar sujetos a la ley, por lo que ''todo mundo debe ser juzgado por la justicia si cometió algún crimen''. Asimismo dijo que para que el país se reconcilie se deberán buscar caminos de justicia para juzgar a criminales del presente y del pasado.
Pidió que a quienes sean juzgados por los delitos de la llamada guerra sucia, de los años 70 y parte de los 80, se les respeten sus derechos humanos y se les trate conforme a su dignidad humana, pues la sociedad no puede actuar de otra manera.
En este mismo sentido, durante su homilía, el cardenal Rivera Carrera señaló que el perdón al que están llamados los cristianos de ninguna manera está en contradicción con la exigencia de justicia. Explicó que el Evangelio es muy preciso en este terreno, pues perdonar no significa dejar de luchar por que se cumpla la ley. Hizo un llamado a los católicos para que no se hagan sordos ni ciegos ante la injusticia, la hipocresía, la mentira, la farsa, la violación del proyecto de vida y de dignidad que Dios quiere para todos.
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