México D.F. Miércoles 31 de diciembre de 2003
Cuando la propuesta el diálogo en el
conflicto vasco, la historia no se difundió completa, dice
Amparo Sánchez creó Somos viento
para aportar algo al zapatismo
"Es necesario que se siga hablando de ese movimiento
y se cuente la realidad que viven los indígenas" Abrió
la ventana de la esperanza ante tanta gente aborregada, señala la
andaluza
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Barcelona 30 de diciembre. Este jueves primero
de enero se cumplen 10 años del levantamiento zapatista, pero desde
el pasado noviembre y este diciembre se han llevado a cabo varios actos
conmemorativos, entre los que destacaron el celebrado en el Centro Cívico
Cotxeres de Borrell, ubicado en el céntrico barrio de Poble Sec,
donde el Colectivo de Solidaridad con la Rebelión Zapatista de Barcelona
efectuó la presentación del documental Zapatistas, crónica
de una rebelión -realizado por La Jornada y el Canalseisdejulio-
a la que acudió la cantante Amparo Sánchez y el músico
-en el cajón peruano- Eldys Isak Vega Muñeco, ambos del grupo
Amparanoia.
La
vocalista granadina charló con La Jornada sobre su identificación
con el movimiento zapatista, al cual le dedicó su tercer trabajo
discográfico titulado Somos viento. "Creo que es necesario
que se siga hablando del zapatismo y que se cuente la realidad que viven
los indígenas. Toda documentación respecto de este tema es
muy necesaria. No he tenido tiempo de ver el documental con calma, pero
como tengo una copia de la cinta, sé que podré verlo con
más tiempo".
-¿Cómo cree que los medios de comunicación
de aquí tratan el tema?
-Hubo una época, tal vez durante la caravana zapatista,
que lo trataron de una manera cariñosa. Pero cuando hubo la propuesta
de diálogo de los zapatistas en el conflicto vasco, que es un tema
que en este país causa dolor y levanta mucha polémica, se
pensó que los insurrectos mexicanos eran terroristas. En ese momento
sufrí bastante por la cara que presentaban del zapatismo. Cuando
Marcos hizo la propuesta de darle un voto a la palabra, hubo diferentes
reacciones y creó confusión. Las cartas posteriores, en las
que se aclaraba todo, no salían publicadas. Como zapatista que soy,
eso me dolió mucho. La historia hay que contarla completa, por un
lado la propuesta y, por otro, su desarrollo.
-¿Cómo nació su simpatía hacia
este movimiento?
-Tuvo lugar el año en que me trasladé a
vivir de Granada a Madrid. En ese entonces llegó de México
Manu Chao, quien venía hablando de esos insurgentes y nos contagió
su entusiasmo a todos los que teníamos contacto con él. Nunca
he estado en Chiapas, pero sí en el Distrito Federal y en algunos
tramos de la caravana zapatista. Por medio de esas vivencias me fui inundando
del sentimiento zapatista.
-¿Así nació Somos viento?
-Sí, de todas esas experiencias. Este trabajo significó
en mi discografía el acercamiento al zapatismo. Lo siento como una
aportación que quise hacer, desde aquí, porque a ese movimiento
le debo mucho. La portada es una mujer zapatista que está abriendo
una ventana de esperanza. Ella representa la invisibilidad de la mujer
en cualquier lugar del planeta, una mujer que es mexicana pero podría
ser andaluza, árabe o palestina. Ese gesto de abrir la ventana de
esperanza, es lo que representa para mí el zapatismo, lo que antes
era invisible hacerlo visible y siempre con la mirada hacia el futuro.
-¿Con qué aspectos del zapatismo se sintió
más identificada?
-Con ese que dice "para todos todo, para nosotros nada"
o el de "ese mundo donde quepan todos los mundos". Es un sentimiento que
estaba en nuestros corazones y que los zapatistas con su palabra, mensaje,
lucha y dignidad nos dieron una lección. Encontrar el zapatismo
fue darme una nueva esperanza de no verlo todo tan negro y, ahora, con
el nacimiento de los caracoles pude comprobar que hay gente que
ve el mundo de otra manera. Cuando vives en una Europa donde hay gente
muy enrollada, pero hay otra mucha que está totalmente aborregada,
el zapatismo representa una gran esperanza.
-Cuando se presentó el documental en Andalucía,
la gente del sur confesó sentirse especialmente hermanada con el
sur de México por compartir algunos problemas comunes. ¿Se
siente también ese lazo entre sureños?
-Tuve que dejar Granada e irme a Madrid para enseñar
mi música. La gente del sur tenemos que movernos si queremos algo.
En Andalucía lo tenemos bastante complicado, porque allí
la ayuda nunca llega, así como tampoco llega la cultura, definitivamente
los sureños tenemos puntos en común.
-¿Cuándo volverá a tocar en México?
-Nos invitó una compañera zapatista. Nos
gustaría ir ya y poder participar de todas estas celebraciones.
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