México D.F. Sábado 15 de noviembre de 2003
Con mis ojos y mis manos pinto el mundo,
programa de la Comunidad Down
Buscan rescatar todo lo que el arte puede hacer por
el ser humano
Personas con ese síndrome descubren cómo
expresarse por medio de colores y pinceles
CRISTINA MARTIN URZAIZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
Aunque resulta un lugar común decir que el arte
es liberador, en algunos casos esta premisa cobra pleno sentido. Para quienes
el lenguaje oral o escrito se complica y no encuentran correspondencia
plena entre las palabras y las sensaciones, los sentimientos o las emociones,
descubrir que con los colores, las texturas y los pinceles pueden expresarse,
debe ser como un respiro.
Miguel
Angel es un adolescente, participa en el taller de artes plásticas
de la Comunidad Down. Esta vez el color que predomina en su trabajo es
el azul, en el que se ven totalmente inmersas varias personas de ojos redondos,
enormes, asombrados o aterrados.
Es toda su familia, sus padres, sus hermanos y él.
Están en su casa que se inundó en la reciente temporada de
lluvias. Miguel Angel ríe mientras recuerda el incidente, no obstante
su trabajo es un testimonio del terrible momento en que el agua les llegó
''hasta aquí", dice él, señalando con la mano derecha
a la altura del mentón.
El programa Educación, Percepción, Estimulación
e Inteligencia por medio del Arte de la Comunidad Down está integrado
por dos talleres, uno para niños y adolescentes, y otro para adultos
de 18 a 40 años, cuyo objetivo es ''favorecer el desarrollo de la
inteligencia en las personas con síndrome de Down, ofreciéndoles
información plástica mediante los sentidos de la vista, el
oído y el tacto, así como estimular su percepción
con elementos sensibles y formales que encontramos en las expresiones plásticas,
como el color, la forma, el espacio, la línea, el movimiento, la
mancha, etcétera".
Incursión en la escultura
Aarón es integrante del taller de artes plásticas
para adultos. Mientras sus compañeros trabajan un collage,
él parece buscar algo; camina, se detiene frente al estante en el
que se guardan los cuadernos de dibujo, los observa, regresa a su lugar,
se sienta, nuevamente se pone de pie, da unos pasos, vuelve a su silla.
De pronto, como si por fin lo hubiera encontrado, toma
varias tiras de papel celofán azul, las maneja, las arruga, empieza
a colocarlas, dándoles volumen y ya no se despega de su trabajo.
Al observarlo, la responsable del taller, la artista plástica
Juana Inés Luna Torres, comenta: ''Aarón tiene una expresividad
muy fuerte", y explica que los volúmenes son complicados para sus
alumnos, ya que tienen dificultades con la percepción del espacio.
Con La Polonesa, de Chopin, de fondo, la maestra
guía a los alumnos, los invita a familiarizarse con las texturas
del material que previamente les repartió para la elaboración
del collage: papel celofán, lija, hojas de árbol secas,
tela cuadriculada, tiras de mecate muy delgado.
En un ejercicio de evocación, les dice: ''Tomen
el que más les guste, cierren los ojos, tóquenlo, siéntanlo,
pásenlo por su piel, piensen qué les recuerda y con mucho
cuidado, con mucho cariño, colóquenlo sobre el papel".
Explica que se hacen ejercicios para familiarizarse con
los elementos de las artes plásticas, para lo cual manejan diversas
técnicas, pastel, acuarela, acrílico, tinta, collage
y ahora incursionan en la escultura.
Otro de los integrantes del taller, Vittorio, vivió
mucho tiempo cerca del mar y en sus trabajos se refleja la importancia
de este elemento en su vida. El azul es fundamental.
Su collage está hecho con un fondo de papel
celofán de ese color, que enrollado en algunas partes da forma a
las olas y, con tela azul y blanco, a las velas de un barco.
Adriana es la estrella del grupo. Ha realizado muchas
pinturas con temas que van del paisaje, la naturaleza muerta y el retrato,
a lo abstracto. Es autora de gran parte del material que integra las muestras
del taller. Para ella el contacto con esta forma de expresión artística
ha sido literalmente una medicina.
La coordinadora de talleres, Patricia Ringenbach, manifiesta
que Adriana ha encontrado una veta expresiva. Recuerda que debido a la
fragilidad de su salud, su familia temía que el contacto con sustancias
químicas pudiera afectarle. Sin embargo, sucedió todo lo
contrario, ''casi podría asegurar que desde que pinta no se ha enfermado".
El IMSS recortó apoyos
La
directora de la Comunidad Down, Ana María Olivera Martínez,
señala que todavía se desconocen las verdaderas capacidades
de las personas con trisomía 21, por lo que es indispensable abrirles
posibilidades de desarrollo en diversas áreas, como el quehacer
artístico, además de atender la parte académica.
''Yo soy de las que opinan que no sabemos todavía
de lo que son capaces, porque entre más oportunidades les vamos
dando de hacer cosas diferentes, ellos nos sorprenden", expone.
Las artes plásticas, agrega, son un medio para
que las personas con síndrome de Down saquen lo que tienen dentro,
que puedan expresarse. ''Para muchos de ellos, su dificultad mayor puede
radicar en el lenguaje, en no poderse expresar, y éstos son medios
de expresión; ellos pueden manifestar muchas cosas".
Refiere que el programa Con mis ojos y mis manos pinto
el mundo empezó con los adultos, pero, al ver los buenos resultados,
abrieron un taller para los pequeños.
Olivera Martínez insiste en la importancia que
tiene la expresión artística para quienes no pueden manifestarse
plenamente en forma oral: ''A ellos hay tantas cosas que les impactan y
que no pueden sacar, que éste es un medio maravilloso".
Por otro lado, informa que en diciembre pasado, el Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) canceló el apoyo económico
-becas para 125 alumnos- a la Comunidad Down, por lo que la población
escolar se redujo a la mitad, pues los estudiantes pertenecen, en su mayoría,
a familias de escasos recursos económicos, que no están en
posibilidad de pagar la colegiatura completa.
Afirma que, ante la suspensión de apoyo del IMSS,
la escuela se vio obligada a cerrar grupos, y este semestre sólo
acuden 90 alumnos. ''Aunque sabemos que algunos de los que ya no pueden
venir están en otras instituciones, muchos se quedaron en sus casas
y eso es muy triste, porque se pierde todo el trabajo previo y sus oportunidades
de desarrollo se reducen mucho".
A su vez, la coordinadora de talleres, Patricia Ringenbach
explica que con esas actividades ''buscamos rescatar todo lo que el arte
puede hacer por un ser humano". Y asegura que para los alumnos del taller
ver su trabajo expuesto representa un elemento invaluable para acrecentar
su seguridad y autoestima.
La primera muestra del programa Con mis ojos y mis
manos pinto el mundo se realizó en febrero pasado en la galería
del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y, con posterioridad,
se presentó en el edificio de la Secretaría de Salud.
Este diciembre, la exposición se monatará
en la estación Zapata del Sistema de Transporte Colectivo-Metro.
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