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México D.F. Sábado 15 de noviembre de 2003
Derogación, demandan
asistentes cuando el mandatario se refiere a la ley de hidrocarburos
Vítores y reclamos enmarcan el discurso de Mesa
en el Encuentro Social Alternativo
LUIS A. GOMEZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
Santa Cruz de La Sierra, 14 de noviembre. En los
puestos de venta, campesinos distribuyen folletos, revistas, libros. Algunos
impresos abordan el libre comercio y el gas, como Tunupa, la revista
de los campesinos, o los derechos sexuales y reproductivos. Y en una mesa,
un folleto muestra la obra legal proyectada por Leonilda Zurita, líder
cocalera y secretaria ejecutiva de la Federación de Mujeres Campesinas
de Bolivia Bartolina Sisa. Más allá, casi junto a la estrecha
calle que recorre el campus universitario, están algunos punquetos,
varios indígenas con sus atuendos del norte de Potosí, tratando
de aguantar el calor de primeras horas del día, ellos que vienen
de la región más fría y seca de Bolivia.
Aprovechando el espacio de una cancha de futbol rápido,
los organizadores del acto han montado una carpa que cobija los encuentros
más numerosos. Ahí se da también la concentración
más grande de la jornada: la discusión en torno al Acuerdo
de Libre Comercio de las Américas (ALCA). También ahí
es esperado, todo el día, el presidente Carlos Mesa, quien en un
inteligente gesto político ha ''intercambiado'' ideas con los asistentes
al Encuentro Social Alternativo. Una activista boliviana, delegada por
las organizaciones sociales, fue a la Cumbre Iberoamericana a decir lo
que piensan los hombres y las mujeres de a pie bolivianos. A cambio, Mesa
ha solicitado 15 minutos para dirigirse a los asistentes a la "otra" cumbre...
pero en los terrenos de la Universidad Autónoma Gabriel René
Moreno ha corrido la inquietud y por momentos la rabia: el texto leído
por la compañera no fue acordado con nadie.
Una de las miles de organizaciones que trabajan en Bolivia,
la Fundación Solón, se abrogó el derecho de escribir
el documento final del encuentro. ''Es un documento amorfo; parece que
fue escrito hace un mes. Ni siquiera toma en cuenta lo ocurrido en octubre",
comenta Joseph Mirtenbaum, uno de los coordinadores del acto. El sociólogo
Pablo Solón ha escrito el documento, que durante algunas horas se
convirtió en la manzana de la discordia, tomando una iniciativa
a nombre de todos.
''Alguien
debería esperar a que venga el Mesa para decirle que esas conclusiones
no son para nada las nuestras", comenta uno de los chicos que trabaja en
la mesa El problema de la coca y la liberación de las naciones
oprimidas, organizada por las dos federaciones de cocaleros bolivianos.
En esa mesa el debate tiene fundamentalmente dos ejes:
la problemática de la hoja de coca como parte de una cultura milenaria,
común a muchos pueblos andinos, y cómo rechazar cada vez
más efectivamente la intromisión del gobierno estadunidense
en la región. ''Con el pretexto de la guerra contra las drogas,
nos colonizan, nos asesinan y no nos ofrecen ninguna alternativa para vivir.
El llamado desarrollo alternativo no sirve; es imposible comerciar nuestros
productos, nuestras frutas se pudren o tienen precios de risa'', comenta
uno de los dirigentes sindicales venidos del Chapare.
En una aula universitaria se debate al detalle la futura
Asamblea Constituyente, fruto de las demandas populares de la insurrección
de octubre y retomada como promesa por el nuevo gobierno boliviano. Y en
medio de todo, entre los flamboyanes, las carpas, los puestos de venta
y los edificios, en las mesas de un restorancito universitario, comen y
departen estudiantes, viejos militantes de izquierda, campesinos del sur,
del occidente, y algunos periodistas que han venido a escuchar lo que se
dice, "y ver, colega, si nos lo pasan... Ya sabes que para ellos esto no
es noticia".
"No vine a hablar con demagogia"
Durante la tarde, mientras los participantes siguen discutiendo
el ALCA en la carpa central, una mujer toma el micrófono para arengar
a los asistentes. ''Compañeros, hemos visto cómo el ALCA
es tal vez el instrumento de dominación más peligroso del
colonialismo yanqui. Quieren robarse nuestros recursos, quieren esclavizarnos.
Yo les pregunto: ¿no habrá bolivianos capaces de manejar,
de explotar nuestros recursos? ¿No tendremos la fuerza para gobernarnos
y ser independientes de verdad?". El coro de "síes", los aplausos
y la consigna "El ALCA al carajo" no dejan lugar a dudas.
Mientras, algunos investigadores e intelectuales siguen
discutiendo la "iniciativa" de Pablo Solón para escribir el documento
final del acto y difundirlo sin consultar a nadie. Puede ser, comentan
algunos, que esto pase porque es nuestra primera vez reunidos, todos, "pero
ya nos vamos conociendo". María Lohman, directora del Centro de
Documentación e Información de Bolivia, está irritada
por la acción de Solón: ''Siempre hace lo mismo. Nunca consulta...
no sabe lo que pasa en Cochabamba, en Santa Cruz o en Potosí'',
afirma mientras atiende a un estudiante universitario.
Finalmente, poco después de las 8 de la noche,
Carlos Mesa y su comitiva hacen su aparición en el podio de la carpa
central. "No vino Chávez ni Lula", comentan un par de jovencitas.
El acto inaugural de la 13 Cumbre Iberoamericana comenzó con retraso
''y no pudieron acompañarme a saludarlos'', explica el presidente
de Bolivia al iniciar su discurso.
La encargada de dirigir el acto, una activista de Cochabamba,
cede la palabra al rector de la universidad, cuyo discurso pasa sin pena
ni gloria entre la gente... Los ojos miran el traje oscuro, la cabellera
gris, la barba y la sonrisa de Carlos Mesa. ''Es churro (guapo)'', dice
una estudiante de agronomía cuando descubre al presidente, que sonríe
constantemente a la multitud, sudorosa y expectante.
Antes de ceder la palestra, la maestra de ceremonias,
vestida con rigurosa playera alusiva al Encuentro Social Alternativo, adopta
un tono solemne y, como para dejar en claro quiénes son y qué
quieren los ahí reunidos, hace públicas algunas de las conclusiones
de las mesas de trabajo y los paneles.
''Primero quiero decirle que en este encuentro pensamos
que su gobierno debería proponer la suspensión de todas las
negociaciones del ALCA en la próxima reunión de cancilleres
de Miami'', dice al mandatario, pero con la mirada puesta en sus compañeros
del auditorio, quienes no tardan en responder con aplausos y vivas.
Y sigue: "Que el gobierno derogue el decreto supremo que
transfiere la propiedad de los hidrocarburos a las trasnacionales; que
la Asamblea Constituyente tiene que convocarse el próximo año
y que todos puedan proponer candidatos a ella sin necesidad de inscribirse
a los partidos políticos; es necesario que se tomen medidas para
revertir los latifundios; su gobierno debe encabezar el juicio de responsabilidades
contra los asesinos Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín.
Y como señal clara de lucha contra la impunidad, esperamos que retire
la firma de Bolivia del acuerdo con Estados Unidos por el cual no es posible
acusar ante la Corte Penal Internacional a los civiles y militares estadunidenses
que vulneren los derechos humanos en Bolivia. Muy sintéticamente,
éstas son algunas de las conclusiones sobre las cuales esperamos
su palabra, señor presidente".
Y un Carlos Mesa serio y confiado se dirige a la tribuna.
Todas las consignas, todos los aplausos callan por unos minutos. El aliento
de un par de miles de bolivianos espera contenido a Mesa, que agradece
la oportunidad de dirigirse ''a quienes durante dos días han estado
discutiendo democrática, abierta, libre y participativamente sobre
temas que nos conciernen a todos y cada uno de los bolivianos. Ustedes
han hecho un ejercicio democrático que es fundamental en esta sociedad,
en la que tenemos que construir una mirada de democracia distinta de la
que teníamos hasta hace muy poco''. Y con eso, el presidente arranca
aplausos que dice no buscar.
Pero cuando entra en temas específicos comienza
a atorarse. Promete la realización de la Asamblea Constituyente
antes de terminar su mandato. "Si lo terminas", dice un campesino cruceño
entre la gente. Y cuando llega al tema de la modificación de la
Ley de Hidrocarburos, la gente estalla pidiendo mayoritariamente "derogación".
Mesa trata de calmar los ánimos hablando de democracia y de "escucharnos
todos". "No vine a hablarles con demagogia, pero tampoco puedo hacer promesas
imposibles de cumplir", explica el presidente. Pero durante los últimos
cinco minutos de su discurso los gritos y los silbidos marcarán
el rostro de Mesa, que sale apresuradamente entre abucheos. ''Eres la misma
chola, pero con otra pollera'', grita un hombre desde abajo.
Y unos minutos más tarde, Roberto de la Cruz, secretario
ejecutivo de la Central Obrera Regional de El Alto, y Jaime Solares, máximo
dirigente de la Central Obrera Boliviana, toman por asalto el mismo podio
que ha abandonado Mesa con un apuro. Ambos lanzan sendos discursos contra
el presidente, criticando su tibieza y su incapacidad de "responder a las
demandas de los pobres, de los bolivianos". Pero el improvisado acto dura
muy poco, la gente está sofocada y hambrienta. Mientras los jóvenes
se dirigen alborozados al concierto de rock, los viejos irán a descansar...
Por hoy ha sido todo. Mañana se leerán las conclusiones y
se clausurará en un estadio cercano.
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