México D.F. Sábado 15 de noviembre de 2003
Se abstienen de aplaudir
tras discurso del representante del Encuentro Social Alternativo
Incomodan a Fox y Aznar críticas de indígena
boliviano al ALCA
La muerte no es tanto como el olvido y la miseria en
nuestra propia tierra, lamenta activista en la inauguración de la
13 Cumbre Iberoamericana Erradicar la pobreza extrema, reto de AL: Annan
JUAN MANUEL VENEGAS ENVIADO
Santa Cruz de La Sierra, 14 de noviembre. Con la
voz de las organizaciones indígenas, que aquí celebraron
su Encuentro Social Alternativo, paralelo a los trabajos de la 13 Cumbre
Iberoamericana, el boliviano Carlos Eduardo Medina advirtió al cónclave
de 22 jefes de Estado y de gobierno: "somos cientos de millones; no es
una cifra que puedan darse el lujo de ignorar. Ustedes tienen un único
camino y es representar el pueblo. Nosotros, los indígenas de América
Latina, ya aprendimos que la muerte no es tanto como el olvido y la miseria
a la que nos condenan en nuestra propia tierra".
Medina leyó además los 13 puntos que resumen
los trabajos que durante tres días han realizado en Santa Cruz representantes
indígenas de Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela,
Surinam, Guyana, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala,
Panamá y Belice, entre los que destacan su rechazo al Acuerdo de
Libre Comercio de las Américas (ALCA), ''habida cuenta de que se
trata de un sistema perverso que, entre otras muchas calamidades, nos inundará
aún más de productos extranjeros que acabarán de fundir
la poca producción que tenemos", pues no es más que la aplicación
de un modelo neoliberal "que ha profundizado la pobreza en América
Latina".
La participación del indígena boliviano
en la jornada inaugural de la Cumbre Iberoamericana fue cabildeada por
el mandatario boliviano Carlos Diego Mesa, presionado -según la
prensa local- por las manifestaciones que en este país tuvieron
lugar entre septiembre y octubre pasados, que llevaron a la renuncia del
presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
Fue notoria la molestia que provocó en el presidente
de México, Vicente Fox Quesada -quien viene a esta cumbre con la
"firme intención" de seguir promoviendo la firma del ALCA en el
2005- y en el jefe del Gobierno de España, José María
Aznar, reconocido aliado de la política internacional de la Casa
Blanca, la presencia del activista.
Más
destacó la incomodidad de ambos mandatarios cuando evitaron sumarse
a los aplausos que el mensaje del indígena boliviano se ganó
entre algunos asistentes y la mayoría de los otros jefes de Estado
y de gobierno. Sea por elemental cortesía en una cumbre convocada
para tratar el tema de la "inclusión social", pero aplaudieron a
Medina el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan; el rey Juan
Carlos de España; el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva;
el de Bolivia, Carlos Mesa; el de Argentina, Néstor Kirchner...
en fin, menos Fox y Aznar.
El jefe del Ejecutivo mexicano evitó inclusive
mirar hacia el orador, atento más a las palmas de su homólogo
guatemalteco, Alfonso Portillo, sentado a su lado. Aznar, por su parte,
se hundió en el asiento con la mirada clavada en el indígena
que rompió con el protocolo de las "declaraciones tibias sin mayores
compromisos con los pueblos de la región", que se le atribuyó
aquí a los gobernantes iberoamericanos.
Y tan lo rompió, que los mensajes que siguieron,
de Annan y Mesa, no hicieron más que confirmar que el modelo económico
ha sido un fracaso en América Latina.
Mesa advirtió a sus colegas que lo ocurrido en
Bolivia en los meses pasados puede pasar en otras naciones, "en diferentes
dimensiones, pero tienen problemas similares" de pobreza. Por ello, les
pidió entender: "nuestras democracias, en algún sentido,
han estado en los pasados 10 años bajo sitio, y lo que ha ocurrido
en territorio boliviano no es un tema aislado; ojalá seamos capaces
de entender que debemos ser flexibles, que los dogmas son a veces peligrosos,
que corremos riesgos si creemos que solamente hay una razón. ¡Podríamos
estrellarnos frente a la realidad que nos dice que hay otras razones!".
Annan, en tanto, alertó sobre la situación
de pobreza que se agrava en América Latina: ''los esfuerzos de los
países latinoamericanos por alcanzar el objetivo primordial y más
importante del milenio, consistente en erradicar la pobreza extrema y el
hambre, se han visto frustrados en toda la región por un círculo
vicioso de decepcionante crecimiento económico y persistente desigualdad,
pues mientras 10 por ciento de los hogares disfruta de 50 por ciento de
los ingresos nacionales, los pobres han aumentado en cifras absolutas y
como porcentaje de población: el año pasado llegaron a 43
por ciento. Tamañas desigualdades relativizan el crecimiento económico
y privan a los pobres de la parte que les corresponde en el crecimiento,
cuando lo hay".
Deslizó su crítica hacia los gobernantes
de América Latina, acusando que ante ''los pocos resultados obtenidos''
están provocando que sus pueblos den la espalda al mercado mundial
e inclusive a la democracia pluralista, lo que puede provocar aún
más problemas en las naciones del área.
Para fijar posiciones al respecto, el secretario general
de la ONU recurrió a una cita del escritor mexicano Carlos Fuentes,
quien "escribió hace más de 10 años que los estados
democráticos en América Latina están desafiados a
hacer algo que hasta ahora sólo se esperaba de las revoluciones:
alcanzar el desarrollo económico junto con la democracia y la justicia
social, y esto sigue siendo cierto hoy".
Con ese apunte, Annan apremió a los gobiernos:
"el gasto ha de encauzarse más decididamente en beneficio de los
pobres. Es preciso poner fin a la corrupción y al abuso del poder".
Poco antes, en una conferencia de prensa, el secretario
general de Naciones Unidas advirtió: "los logros democráticos
en esta región son impresionantes, pero todavía vulnerables.
La democracia en los países latinoamericanos debe ser fortalecida,
por lo que se requiere que los gobiernos hagan esfuerzos para que la participación
política sea más efectiva e incluya a los pueblos indígenas"
que suman a millones de seres humanos.
Llamó así a entender que son necesarias
acciones concretas, reales, para reducir la pobreza y la desigualdad, ''asignando
más gasto público para beneficio de los pobres y centrando
aún mayores esfuerzos en el combate a la pobreza extrema''.
Demandas indígenas en la Cumbre.
De las exigencias y conclusiones del Encuentro Social
Alternativo de Santa Cruz -que sigue la lógica del Foro Social Mundial
de Porto Alegre-, destacó en el primer punto el absoluto rechazo
de los pueblos del continente a la firma del ALCA. "Señores presidentes
-exclamó Medina-, ¡escuchen a los pueblos de América
y suspendan las negociaciones del ALCA! Nosotros sabemos que ese acuerdo
tiende a permitir la libre explotación de los recursos naturales
que son nuestros por medio de las trasnacionales, y sabemos que ese tratado
será la ruina económica, cultural y ecológica de la
región".
Los pueblos, puntualizó, nos opondremos a su concreción
"y no queremos ni vamos a formar parte de eso" que se acordó en
la Cumbre de las América celebrada en Quebec, en abril de 2001.
De igual forma, manifestaron su repudio a las reglas del
comercio internacional, que se están convirtiendo en una amenaza
para la salud y el medio ambiente -al promover la modificación genética
de los alimentos-, además de que están llevando a la ruina
a las comunidades campesinas indígenas de los países de América
Latina.
Por ello, se manifestaron en contra de los "fundamentalismos
neoliberales" que amenazan la soberanía alimentaria de los pueblos,
sus territorios y sus riquezas naturales.
En el caso concreto de Bolivia, el Encuentro Social Alternativo
-en el que participaron organizaciones indígenas de los nueve países
que integran la Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica,
el Consejo Indígena de Centroamérica y la Confederación
de los Pueblos Indígenas de Bolivia- acordó dirigir un mensaje
concreto al nuevo mandatario de este país, así como al resto
de los 22 jefes de Estado y de gobierno del cónclave iberoamericano:
"esta tierra es nuestra, no de las trasnacionales. Y la vamos a defender.
En Bolivia, como en el resto de América Latina, deberían
entender: somos cientos de millones y no pueden darse el lujo perverso
de ignorarnos".
De frente, el indígena boliviano puntualizó:
"sabemos que insistir en la dignidad nos puede llevar -como aquí
ocurrió hace algunas semanas- a lugares de mucho dolor, pero también
sabemos que es mejor ese dolor que la vergüenza de ser indignos..."
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