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México D.F. Sábado 15 de noviembre de 2003
Denuncian en el Foro Social Europeo la injerencia de Estados Unidos en la región
Lucha antiterrorista, cuña para penetrar y apoderarse del agua de América Latina
Los planes Colombia, Puebla-Panamá y ALCA, parte de una estrategia de control político
JUAN AGULLO ESPECIAL PARA LA JORNADA
Paris, 14 de noviembre. París está muy lejos de la "triple frontera" que separa a Argentina de Brasil y Paraguay. Por eso, en esta capital, nadie sabía que bajo esos tres países hay un acuífero de unos 640 mil kilómetros cuadrados con una capacidad de 55 mil kilómetros cúbicos, suficientes para abastecer de agua potable a 360 millones de personas durante un año, denunció ayer en el Foro Social Europeo (FSE) el coronel argentino José Luis García. Lo hizo en el seminario La nueva militarización de América Latina. El coordinador del acto, el activista mexicano Braulio Moro, agregó un dato: en Estados Unidos se consumen 300 litros del líquido por persona al día.
Es sólo la punta del iceberg. Desde hace unos años, prosiguió García, se realizan constantes maniobras militares conjuntas en la región. En su momento se llegó a especular sobre la posibilidad de que Al Qaeda mantuviera una base de retaguardia en la "triple frontera" o de que, al menos, moviera capitales desde allá. Nada de eso, el motivo es El Guaraní, el acuífero subterráneo más grande del mundo. Hasta hace poco ni los gobiernos de la zona sabían; cuando se enteraron, denunció García, le entregaron la vigilancia, administración y prospección al Banco Mundial, por 23 millones de dólares.
El agua determina, pues, la lógica de la penetración extranjera en América Latina. Como el petróleo, la biodiversidad, el narcotráfico o la migración. Problemas ajenos a la realidad latinoamericana que, al ser importados, dificultan la lucha contra la desigualdad y la pobreza en la región. Ayer, en Ivry-Seine, el colombiano Carlos Lozano proporcionó otro dato elocuente: 70 por ciento del presupuesto de su país es empleado en actividades militares y en el pago de intereses de la deuda externa. Como en el resto de América Latina, además, no proliferan armas de destrucción masiva sino de pequeño calibre.
Democracias de "baja intensidad"
Otra de las conclusiones que pueden extraerse del seminario que el FSE dedicó ayer a América Latina es que, la democracia, se encuentra bajo vigilancia en la región. Según se dijo, ésta es "aceptable" siempre y cuando cumpla tres requisitos: representatividad (por contraposición a la participación); libre comercio y coordinación militar (que, en ocasiones extremas, puede llevar a la injerencia en asuntos internos). El guatemalteco Orlando Blanco subrayó otro dato: la administración pública también se encuentra en vías de homogeneización. Ya no sólo se trata de formar políticos o militares sino, sobre todo, técnicos.
Desde esa perspectiva, según denunciaron los ponentes, los planes Colombia y Puebla-Panamá; los tratados de libre comercio bilaterales con Estados Unidos y en la cúspide, el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), no formarían parte sino de una misma estrategia de control político de la región. El objetivo es evitar a toda costa que procesos políticos como el brasileño o el venezolano -o a otro nivel, el Mercosur- deriven en iniciativas de coordinación y control nacional o regional de los recursos naturales. Por eso es importante saber con lo que se cuenta. "A veces no somos conscientes ni de las riquezas que tenemos", refirieron.
Otro elemento peligroso son las políticas de seguridad. "En su nombre no puede ser aceptado todo". El gasto militar, por ejemplo, duplica al educativo. Desde el 11 de septiembre de 2001 la presión ha empeorado. La única forma de evitar que los militares sigan orientándose hacia posiciones nacionalistas, populares o de izquierda es incrementar su participación en el presupuesto. Según la francesa Jeannette Habel, nada raro es que "el orden ya no se defina a partir de la nación, sino de la globalidad". Por eso, la seguridad, al tiempo que se privatiza, se transnacionaliza. También por eso, Europa, es cómplice por omisión.
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