México D.F. Sábado 30 de agosto de 2003
Café del Norte tematiza la reconstrucción
de identidad
Actrices mexicanas llevan a escena en Alemania el fenómeno
de la migración
ALIA LIRA HARTMANN CORRESPONSAL
Braunschweig, 29 de agosto. Artistas mexicanas
radicadas en Alemania, integrantes de un grupo de teatro independiente
en la norteña ciudad alemana de Braunschweig, la compañía
LOT, en otro tiempo siglas de "la otra orilla", se han dado a la tarea
de investigar sobre el fenómeno de la migración para llevarlo
a escena.
El éxito que cosecharon en la primavera pasada
con Tacoland (La Jornada 29.05.03), pieza teatral culinaria
interpretada en español y en alemán, llevó a Amelia
Barragán-Amaro y Graciela González de la Fuente a continuar
con esta tarea que ahora, con Café del Norte, incluye el
manejo de tres lenguas: español, alemán y turco. Tematiza
el sensible proceso interior de la permanente reconstrucción de
identidad y del "sentirse en casa", los textos están basados en
entrevistas hechas a personas de diferentes nacionalidades radicadas fuera
de sus países de orígen.
Dieter Krokauer, director alemán de esta compañía
de teatro, en su perfecto español, define Café del Norte
como un proyecto que si acaso toca los mismos temas de la reconstrucción
de identidad que Tacoland abordaba, al combinar tres lenguas y cuatro
personajes conlleva una complejidad y un nivel de abstracción mayores.
Puesta con sabor a horchata
Café
del Norte es un café ficticio, metáfora de un lugar en
los países del norte, ese norte que muchas veces representa la frialdad,
el lugar en donde se buscan contactos, individualidades que se cruzan sin
trascender, una especie de segunda casa para muchos. Café del
Norte está lleno de recuerdos, necesidades, historias, en donde
dos mexicanas, un turco y un alemán se mueven entre el resto de
los visitantes, que es el público mismo. Los actores acogen al público,
lo invitan a sumarse a la escena, y en algún momento de la obra
se aprestan a ofrecerles una singular bebida, singular por estas tierras,
agua de horchata.
La escenografía de Café del Norte
es escueta, deja ver algunas redes dentro de las cuales se mueven los cuatro
personajes, redes que de alguna manera representan la manera en que las
emociones se encuentran atrapadas cuando se entra en contacto con la gente
"del Norte".
Stefan Barmann, el alemán, le da vida a ese grupo
de los que nunca salen de su tierra y que además no quieren salir,
lo extranjero le sigue resultando extraño, en un país en
donde 10 por ciento de la población es inmigrante. Recai Hallac,
el turco, representa a ese grupo mayoritario inmigrante en Alemania que
a lo largo de varias décadas han hecho de este país su patria,
son turco-alemanes o alemanes-turcos; una cuestión generacional
y un dato interesante: Berlín es la ciudad en donde más turcos
habitan después de Estambul.
Los autores definen Café del Norte como
"aquel lugar en donde no pasaba nada, pero bastaba fijar la mirada en algún
sitio para descubrir que esa calma rutinaria era sólo aparente,
la mayoría de las personas que se podían encontrar estaban
ahí siempre, algunos estaban por llegar y otros más se acababan
de ir. Ir allí era como ir de vacaciones: sabes a dónde vas
pero no sabes lo que te vas a encontrar o el orden en que van a ocurrir
las cosas, sin embargo te queda la certeza de que eso no importa".
Y de todo esto queda también la certeza de que
el desarraigo más que un fenómeno exterior es interior.
|