México D.F. Sábado 30 de agosto de 2003
"Nos tocó cargar con el costo político"
de esa alianza, dice la ex canciller ecuatoriana
Fortaleció al movimiento indígena la
ruptura con Lucio Gutiérrez: Nina Pacari
Las etnias pusieron desde el gobierno la semilla de
la diversidad y la multicultura, afirma
JENARO VILLAMIL
El movimiento político Pachakuti, de Ecuador, considerado
uno de los más importantes y fuertes en todo el continente americano,
rompió a principios de agosto su alianza con el gobierno del presidente
Lucio Gutiérrez. Seis secretarios de Estado y más de 200
cuadros políticos, todos indígenas, renunciaron a sus cargos.
A unos días de distancia, una de las principales
protagonistas de este proceso, la ex canciller ecuatoriana Nina Pacari,
reconoció que "nos tocó cargar con el costo político"
de la alianza, pero "la ruptura nos ha reafirmado y nos ha convencido de
que hay que construir desde nuestras filas".
Entrevistada por La Jornada durante su reciente
visita a la ciudad de México, Pacari habló de los logros
y las enseñanzas de esta inédita e importante experiencia
política.
Reconocida internacionalmente por ser la primera mujer
indígena de América Latina que estuvo al frente de la diplomacia
de un país de la región, subrayó que quedó
demostrado que los representantes de las etnias pueden gobernar con ética
y con proyecto.
"De parte de nuestros pueblos hubo una autoafirmación,
porque hay una mayor au-toestima colectiva", aunque también reconoció
que no son suficientes las "figuras o los liderazgos fuertes si no se cuenta
con procesos de mucho tiempo".
El
proceso de politización del movimiento indígena de Ecuador
proviene de muchos años atrás, pero alcanzó su momento
clave en 1993, cuando se aprobó una reforma constitucional que reconoció
los derechos de las naciones indias de ese país, que, oficialmente,
representan entre 30 y 35 por ciento de la población total.
Pacari, quien fue de 1993 a 1996 dirigente de la Confederación
de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), relató que
en ese año decidieron crear el movimiento político Pachakuti,
"cuya columna vertebral es la población indígena, las comunidades
eclesiales de base, una coalición in-terna progresista, de izquierda".
En 1996 ganó las primeras 12 alcaldías,
en 1998 quedó en cuarto lugar electoral y en 2000 logró gobernar
32 alcaldías.
Cuestionada sobre las similitudes y diferencias de Pachakuti
con el movimiento za-patista de Chiapas, Pacari consideró que esa
agrupación y las recién creadas juntas de Buen Gobierno "responden
a otras realidades, a una nación más poblada y con otra dinámica",
pero reconoció los avances que se han producido en esta zona.
"El tema fundamental en toda la región para el
movimiento indígena es la extrema polarización entre pobreza
y riqueza. Las condiciones políticas son muy distintas a las de
los años 60, pero la polarización es muy similar", afirmó.
La experiencia del cogobierno
El movimiento Pachakuti estableció en 2002 una
alianza con el candidato Lucio Gutiérrez, quien venció en
la segunda vuelta electoral al multimillonario Gustavo No-boa. A la hora
de conformar el gabinete, de un total de 15 ministerios el movimiento indígena
obtuvo secretarías de Estado clave, como Economía, Educación,
Agricultura, Turismo y Relaciones Exteriores.
"Durante los cinco primeros meses de go-bierno tuvimos
un presidente en disputa" entre la centroizquierda y la centroderecha",
señaló, y "terminó aliándose a último
mo-mento con los socialcristianos. Al pactar ge-neró cambios radicales,
una actitud más prepotente, más autoritaria y de amenazas.
"El nos dijo que el primero que criticara se iba para
afuera, y una de las primeras fue la ministra de Educación, Rosa
María Torres. La destituyó. A mediados de julio, tanto la
Conaie como el movimiento Pachakuti suspendieron el diálogo. La
situación se tornó tensa. Fue en esos días cuando
terminó pactando con los socialcristianos".
-¿Había una estrategia para marginar al
movimiento Pachakuti?
-Probablemente, pero eso no se ha ventilado aún.
El hecho de que haya pactado con los socialcristianos reflejó que
dejaba de ser un presidente en disputa y nosotros estábamos en libre
albedrío. En esos días Gutiérrez envió un proyecto
de ley laboral que aumentaba de 40 a 44 las horas de trabajo y disminuía
los salarios. Lo criticamos y le dijimos que no estábamos en el
gobierno por un puesto, sino por un proyecto. El presidente nos amenazó
públicamente. Entonces, lo único que nos quedaba a nosotros
era romper con esa política. Hubo un intento de dividir al movimiento
indígena, pero finalmente sa-limos del gobierno unos 200 funcionarios.
-¿Cómo valora su experiencia como canciller
de Ecuador?
-Fue sumamente importante. Se demostró que había
conocimiento, ética, coraje, principios. He recibido el reconocimiento
de las mujeres, porque se vio reflejada en mi actividad el carácter
étnico, de género, con acento social. Pusimos la semilla
de la diversidad y de la multicultura. Encabezamos una política
de Estado que defendía los principios de solución pacífica
a las controversias. Criticamos la posición de Estados Unidos ante
la invasión a Irak. Para finales de agosto ya habíamos planeado
programas respecto del tema migratorio y sobre proyectos ambientales sostenibles.
-¿Influyó Estados Unidos en su salida?
-No sabría decirlo con certeza. A mí no
me consta. Ellos estaban preocupados por la ruptura. En distintas ocasiones
el presidente tuvo posiciones distintas a las mías en temas clave,
como el Plan Colombia o la guerra de Irak. Desde la cancillería
siempre hubo una posición muy clara en favor de la solución
pacífica de las controversias y contraria a la intervención
militar. Nosotros votamos en contra de la invasión a Irak. Esa fue
una posición digna que tuvo un peso moral muy importante en la región.
En una última reflexión, Pacari subrayó
que la ruptura con el gobierno "nos ha reafirmado y nos ha convencido de
que hay que construir desde nuestras filas. No va-mos a abandonar el camino
trazado desde 1996. Está en nuestras propias manos poner las reglas
del juego y saber que es necesario seguir construyendo".
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