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E C O N O M I A
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México D.F. Sábado 30 de agosto de 2003

Mark Ritchie*

Nueva visión para el comercio agrícola

Ningún tema en preparación para la próxima reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Cancún ha generado un debate tan acalorado como la agricultura. Algunas organizaciones campesinas demandan que la política agrícola sea retirada por completo de la OMC, otras exigen que se fijen nuevas reglas para estabilizar los precios mundiales de los principales productos a niveles que puedan sostener las operaciones agrícolas familiares y permitan a las naciones que dependen en buena medida de las importaciones agrícolas garantizar su propia seguridad alimentaria.

La mayoría de las naciones en desarrollo y muchas organizaciones agrícolas están de acuerdo en que el status quo empobrece a la mayor parte del mundo al expulsar a los campesinos de sus tierras, mientras genera beneficios para muy pocos. Los intentos de cambiar estas políticas han sido bloqueados por el antidemocrático proceso de toma de decisiones en la OMC, que concede a Estados Unidos y a la Unión Europea (UE) un verdadero poder de veto sobre las propuestas de reforma.

En los preparativos de Cancún se han formulado varias propuestas diferentes. En respuesta a la presión creciente, Estados Unidos y Europa ofrecieron en agosto ciertos cambios menores en las reglas de comercio agrícola de la OMC, que en esencia mantienen el status quo. Otro grupo, encabezado por Australia, y que comprende a Nueva Zelanda, Argentina, Canadá, Tailandia y Hungría (no creo que Hungría siga siendo miembro de Cairns), ha exigido la total desregulación del comercio agrícola. Por más de una década ha argumentado que ningún país debe poder restringir importaciones de ningún producto agrícola ni tiene el derecho de subsidiar a sus agricultores mediante programas de precios mínimos o de apoyos al ingreso.

La mayoría de los miembros de la OMC y muchas organizaciones de la sociedad civil han rechazado ambas propuestas. Lo que estos grupos impulsan es la democratización de la OMC y, en particular, del proceso de adopción de políticas comerciales agrícolas. Por ejemplo, la nueva propuesta agrícola de Estados Unidos y Europa hace caso omiso de los tres años de negociaciones sobre nuevas reglas agrícolas en las que hubo aportaciones de los 146 países miembros. En respuesta, México se unió a Brasil, China e India (junto con otra docena de naciones) para hacer frente a la propuesta de Estados Unidos y la Unión Europea con un texto de negociación que representa mejor los intereses de todos los países miembros.

Más de una docena de países pobres, particularmente de Africa, que dependen en buena medida de la exportación de uno o dos productos agrícolas dominantes (como algodón o arroz), demandan nuevas reglas que obliguen a que los precios mundiales de los principales productos agrícolas cubran por lo menos los costos de producción. Y países que dependen en gran parte de las importaciones de alimentos, como Kenia, Nigeria y República Dominicana, proponen nuevas reglas comerciales en la OMC que fortalezcan la seguridad alimentaria mediante la soberanía alimentaria, entre ellas, normas para impedir la propiedad monopólica de los recursos genéticos (plantas, animales, germoplasma) necesarios para cultivar.

Por desgracia, el presidente del grupo negociador agrícola de la OMC ha optado por despreciar a la gran mayoría de los países miembros y ha presentado un proyecto de declaración final, que en términos generales imita la propuesta de Estados Unidos y la UE. No incorporó prácticamente una sola de las sugerencias de los países en desarrollo, y de manera específica rechaza cualquier control o reducción del dumping en las exportaciones.

Grupos de la sociedad civil, como el Instituto para la Agricultura y la Política Comercial, en el que yo trabajo, se han unido a las naciones en desarrollo en la demanda de rechazar esta propuesta de declaración. Junto con otros, llamamos a los países miembros de la OMC a adoptar nuevas reglas comerciales que ayuden a estabilizar precios mundiales sustentables para los principales productos agrícolas. Las normas de la OMC deben ayudar a las naciones que dependen de las importaciones agrícolas a utilizar las reglas de comercio para fijar el nivel que requieran de seguridad y soberanía alimentarias, con el propósito de estimular a sus productores locales de alimentos.

ƑCómo sería el panorama si se aplicaran estos cambios? Las siguientes son algunas propuestas concretas que ya cuentan con amplio respaldo de muchos gobiernos de naciones en desarrollo, de grupos productores y de organizaciones de la sociedad civil del norte y el sur.

La primera es poner fin de inmediato al dumping en las exportaciones, es decir, la venta de productos al mercado mundial a precios inferiores del costo de producción. Está bien documentado que Estados Unidos y la UE incurren en esta práctica en gran escala en los mercados mundiales. Por fortuna, las reglas de la OMC prohíben el dumping; ahora se trata de aplicarlas con energía. Hacerlo así sería un gran avance hacia el equilibrio del comercio agrícola.

En segundo lugar, existe amplio respaldo a los conceptos generales del comercio justo, sistema independiente (no gubernamental) de acuerdos entre productores y compradores que garantiza que los precios pagados a los agricultores y cargados al consumidor final sean justos y reflejen los costos totales de producción, inclusive los de protección ambiental. Algunas propuestas recientes de cambios en las reglas de la OMC, como poner límites a la flexibilidad de las reglas de apoyo gubernamental y etiquetado de productos, amenazan al sistema de comercio justo y por tanto deben ser rechazadas.

En tercer lugar, ha cobrado impulso un nuevo debate sobre la manera de ajustar las reglas de la OMC para permitir la operación efectiva de acuerdos globales sobre productos en los principales rubros agrícolas. La baja sin precedente de los precios del café, el algodón, el arroz y otros productos ha generado un renovado interés y un debate sobre la mejor forma de estructurar el equilibrio de la oferta y la demanda globales, para lograr precios relativamente estables y justos de estos productos. Deben diseñarse acuerdos internacionales adicionales para equilibrar específicamente la oferta y la demanda de los productos agrícolas básicos.

Como cuarto punto, existe un rechazo casi universal a las propuestas de la OMC que incrementarían el control monopólico sobre semillas, animales, germoplasma y otros insumos necesarios para los agricultores, en particular una fuerte oposición a las pretensiones del gobierno estadunidense y de la Comisión Europea de "patentar la vida".

Estas cuatro preocupaciones principales -poner fin al dumping, defender el comercio justo, lograr el equilibrio mundial de la oferta y la demanda e impedir que la OMC siga permitiendo el control monopólico sobre insumos agrícolas necesarios- deben formar la base de un acuerdo agrícola con visión de futuro, y sobre esa base se deberá evaluar el éxito o fracaso de la quinta reunión ministerial de Cancún.

*Presidente del Instituto para la Agricultura y la Política Comercial

www.tradeobservatory.org

Traducción: Jorge Anaya

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