México D.F. Viernes 1 de agosto de 2003
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Plaza secuestrada
RAZON LE SOBRA al licenciado Adolfo Lugo Verduzco, presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, electo en enero pasado por una notable mayoría de votos -148 contra 21 del ganadero Sergio Hernández-, cuando manifiesta a La Jornada:
"SI LA GENTE que tenemos un compromiso con la fiesta de los toros no asumimos nuestras responsabilidades, estaremos poniendo en juego su futuro. Vamos entonces a darle los elementos de los que carece, y aquellos que le sobran vamos a erradicarlos de una buena vez."
INSTALADO EN PROPIETARIO de la tradición taurina de México, el operador, que no empresario, de la desprestigiada plazota de Insurgentes, Rafael Herrerías, continúa firme en su postura de que mientras el Gobierno del Distrito Federal no le apruebe su propuesta de reglamento taurino, mantendrá la Plaza México cerrada, sin dar novilladas ni corridas.
NEGLIGENCIAS DE LA autoridad aparte, pues sobran causales para revocar la licencia de funcionamiento de dicho coso, la soliviantada actitud del operador obedece a razones de más peso que la de hacerse de una normativa a su gusto, habida cuenta del escaso interés mostrado por el gobierno capitalino al respecto.
SI CELEBRAR NOVILLADAS le representa al operador una inversión promedio de 250 mil pesos semanales y a esos festejos no acuden más de mil espectadores por la falta de imaginación de la empresa para ofrecer carteles interesantes, Ƒqué caso tiene dar Temporada Chica, aunque interrumpan su evolución profesional las figuras en ciernes y luego el promotor se queje de que no tenemos toreros interesantes?
SI ENRIQUE PONCE no podrá actuar durante un año en la México por haber escogido un novillo de entra y sal en vez de torear el lote que le correspondió en el sorteo de la corrida del 5 de febrero pasado, y si el papá de Julián López El Juli declaró hace tres días que "no volveremos a la Plaza México a menos de que se produzca un cambio de empresario", al colonizado operador no le queda más nombre taquillero que el del rejoneador Pablo Alevoso de Mendoza.
PERO EL PANORAMA se complica aún más para Herrerías cuando ya pasó el tiempo -principios de junio- en que debió registrar en la delegación Benito Juárez los contratos con los ganaderos para que aquélla le autorizara en octubre la venta del derecho de apartado para la Temporada Grande.
Y POR SI fuera poco, el promotor enfrenta dos demandas, una por falsificación y otra por fraude, al haber presentado en la delegación la firma apócrifa del apoderado español Enrique Martín Arranz y haber anunciado, las últimas dos temporadas, al diestro madrileño José Tomás, sin que a la postre éste se presentara.
CON ESTOS ANTECEDENTES, Herrerías ha optado, una vez más, por hacerse la víctima de las autoridades al tiempo que toma como rehén una plaza que no es de su propiedad, añadiendo otro eslabón a la pesada cadena que hace 10 años impone impune a la fiesta de los toros en el país del todo se vale.
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