México D.F. Viernes 1 de agosto de 2003
El mal no se resolverá con aspirinas, sino con inversión
Rechazados de universidades oficiales, enfermedad social grave: investigador
JOSE GALAN
Los rechazados de las universidades públicas federales y estatales constituyen una enfermedad social "grave", que no se va a resolver con aspirinas como las universidades patito o por la vía autoritaria, enviándolos a planteles tecnológicos, que no cuentan con suficiente atractivo para la sociedad, afirmó Carlos Ornelas, académico e investigador en educación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En entrevista, sostuvo que se requiere una inversión pública "importante" para difundir nuevas alternativas profesionales, así como "infundir respeto desde la primaria a las ciencias, cuyas carreras no están saturadas y ofrecen nuevos empleos". El investigador alertó que las universidades públicas se están convirtiendo en "instituciones para elites, ya que sólo ingresan en ellas los estudiantes más talentosos".
La falta de capacidad de absorción de la demanda de las instituciones públicas de educación superior se remonta a 1981, cuando se comenzó a reducir el ritmo del subsidio y, por ende, de crecimiento. Para Ornelas, la situación comenzó a deteriorarse por la crisis económica, las políticas neoliberales y los errores financieros cometidos por las propias instituciones.
Ahora, ante la falta de espacio para satisfacer la demanda de educación superior, se buscan "remedios parciales para una enfermedad grave": permitir la creación de instituciones privadas patito para que capten esa demanda y, de paso, evitar la organización política de los rechazados, como ocurrió en los años 70; asimismo, la creación de universidades tecnológicas y los llamados tecnológicos descentralizados, "pero no se acompañan de otros medicamentos para curar esa enfermedad, como la inversión social para difundir un abanico más grande de posibilidades".
El experto consideró que en torno a los rechazados existen problemas de base, sobre todo el estancamiento económico y, por tanto, la falta de inversiones productivas destinadas a la generación de empleos, "mucho menos para profesionales". Esto genera, entre otros efectos, "la lucha de las familias para que sus hijos tengan mejores posibilidades de obtener empleo y movilidad social".
Pero las cinco carreras más solicitadas están ya saturadas: derecho, medicina, ingeniería, administración y contabilidad. Por ello el académico insistió en que "no sabemos enseñar matemáticas y ciencias. Lo hacemos mal en primaria, pésimo en secundaria y peor en bachillerato. Hoy menos de 2 por ciento de los estudiantes en educación superior cursan ciencias naturales".
Y sucede que en las carreras de ciencias hay mejores perspectivas de crecimiento, porque no hay saturación, se ofrecen buenos empleos a los egresados e incluso existen posibilidades de becas de posgrado en el extranjero.
Y para la demanda no atendida en las universidades públicas, las escuelas patito "son nada más aspirinas para una enfermedad grave, porque son los rechazados quienes las sostienen, mientras la autoridad ha sido muy laxa para otorgar reconocimientos oficiales a esas instituciones".
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