Los 5 con más aciertos estudiaron en escuelas públicas; les gustan las matemáticas

Críticos y buenos lectores, los jóvenes mejor calificados en el examen único

Uno lamenta "que nos gobierne un cowboy"; Los Simpson, programa favorito de otro

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Son buenos lectores, les gustan las matemáticas, están decepcionados de los políticos y se quejan de la falta de mesabancos y computadoras en los planteles donde cursaron la secundaria. Es parte del perfil de los cinco jóvenes que obtuvieron los puntajes más altos en el examen único de ingreso a bachillerato.

Omar Zea, Antonio Gómez, Manuel Avantes y Juan Humberto Juárez obtuvieron calificación casi perfecta (de 121 a 123 aciertos de los 128 reglamentarios) en una prueba que fue diseñada para ser contestada a la mitad. Los cuatro conversaron con este diario a unas horas de que se difundan los resultados del concurso.

Todos egresaron de escuelas públicas. Tres estudiarán en vocacionales del Instituto Politécnico Nacional (IPN), uno en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otro en el Colegio de Bachilleres del municipio mexiquense de Chimalhuacán.

Como rasgo de su generación, a todos los une su afición por la informática y la Internet. Con "dificultades" -según explican- sus padres compraron la computadora que tienen en casa, así que no se imaginan un mundo sin tecnología.

Los números, "muy fáciles"

Omar Zea y Juan Rivera Sánchez comparten el honroso número uno de la lista de los 236 mil 568 jóvenes que presentaron el examen de ingreso a bachillerato en junio pasado.

A sus 15 años, Zea ya tiene definido su proyecto de futuro: ser ingeniero y después postularse para diputado. Su padre es mesero. Relata que desde que iba al jardín de niños se dio cuenta de que las matemáticas "eran muy fáciles". Como tomaba clases en una escuela Montessori, pudo estudiar a su ritmo, y antes de ingresar a la primaria ya sabía sumar, restar y multiplicar.

La clave de su éxito escolar, opina, es que "entiende" los contenidos y no sólo los memoriza. Por eso no dedica muchas horas diarias al estudio, en total son dos, y el resto del tiempo practica varios deportes: futbol, basquetbol, karate y natación.

No ve televisión mucho tiempo, pero cuando lo hace prefiere series estadunidenses como Los Simpson, El príncipe del rap y Friends. Su pasatiempo favorito es la lectura y le encantan obras clásicas como El principito, El diario de Ana Frank y Veinte mil leguas de viaje submarino.

Es como cualquier muchacho de su edad, inquieto y alegre, pero cuando habla de política su tono de voz se endurece. "El país está mal, los políticos nos engañan, nos ven la cara", expresa.

Asegura que los electores no votaron por Vicente Fox, sino por que el PRI dejara el poder y por un cambio. Lamenta que la promesa foxista de transformaciones no se haya cumplido: "Los que somos de clase media o media baja no vemos progreso".

Lo que más recuerda de su escuela, una secundaria técnica, es que faltaban computadoras y mesabancos. "No había bancas, muchas las hacían en la escuela con sobrantes de tubos."

A pesar de las cifras oficiales, Alejandro está convencido de que se invierte poco en educación y que alumnos y maestros son los más perjudicados. Por eso decidió reforzar sus conocimientos durante mes y medio en una escuela de regularización.

Manuel Avantes, de 14 años, estudió en la secundaria Gabriela Mistral, en Iztapalapa. Vive en el municipio de Nezahualcóyotl, estado de México. Es el único de los cinco que prefirió estudiar en la UNAM, en la preparatoria número 2.

Basó su elección en que desde ahora sabe qué carrera desea cursar: ciencias genómicas, en la cual pensó porque quiere hacer descubrimientos que le permitan elaborar medicinas para ponerlas al servicio de la población.

Atribuye su alto puntaje (121) a que dedica muchas horas al estudio. Además de sus clases, investiga en libros, Internet, periódicos y revistas, pero también se da tiempo para tocar la guitarra y hacer un poco de ejercicio.

Afirma ser amante de los libros. "Mis escritores favoritos son Edgar Allan Poe y Carlos Monsiváis. De éste me gusta Los rituales del caos, porque las crónicas son mis favoritas". También ha leído Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, la obra de Gabriel García Márquez y poemas de Federico García Lorca.

Dice que su padre, que trabaja en un taller mecánico, le ha fomentado mucho el estudio, y que sus maestros de español lo acercaron a la literatura.

Cuando se refiere a la política, cuestiona a los partidos políticos pequeños, a los "que nadie los llama a cuentas", y el exceso de mercadotecnia de los partidos grandes y del presidente Vicente Fox.

"No estoy de acuerdo en que nos gobierne un cowboy. No creo que lleguemos a nada con los espectáculos de la pareja presidencial", agrega.

Considera que Fox ha fallado porque prevalecen los altos niveles de inseguridad, no se han esclarecido los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez ni se ha renegociado el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, "que ha afectado a los campesinos".

Como Omar, también se queja de que la escuela donde cursó su secundaria "no tiene buen mobiliario", que los maestros desconocen el manejo de las computadoras y los programas educativos son obsoletos.

Antonio Gómez, de 14 años, estudió en la secundaria 533 del municipio de Chicoloapan, estado de México. Su materia predilecta son las matemáticas, en particular el álgebra. Su tiempo libre lo destina a los videojuegos, a tocar el teclado y a practicar artes marciales.

No oculta su desilusión de la política mexicana. Su papá, chofer y mensajero en la Secretaría de Energía, le ha dicho que las personas son "como plátanos, nadie anda derecho", y este dicho lo aplica a los políticos. De Fox dice: "le echa ganas, pero es difícil creerle a los que tienen el poder, los milagros que prometen nunca se cumplen".

Coincide con sus compañeros: "La educación está algo baja, es deficiente y no tenemos recursos". Recuerda que en su salón de segundo de secundaria había butacas de metal y plástico y que al final del año la suya se quedó sin paleta y tuvo que tomar sus apuntes en las rodillas.

La historia de Humberto Juárez (quien logró 121 puntos) es muy distinta. Tiene 18 años y ya había cursado el bachillerato en el Conalep. Actualmente trabaja de operador de máquinas en una fábrica de plásticos y decidió cursar de nuevo el bachillerato porque quiere estudiar ingeniería en computación en el IPN.

Dice que se reinscribirá a bachillerato porque en el Conalep le dijeron que si quería continuar la licenciatura tenía que hacerlo en la especialidad de plásticos. "Al principio me gustó la carrera, pero ahora quiero estudiar informática."

Al igual que sus compañeros, cree que la educación en México es "pésima", porque no se enseña "lo importante", y considera que los éxitos escolares dependen en gran medida del esfuerzo individual del alumno.