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México D.F. Viernes 1 de agosto de 2003
Responderemos con una gran movilización contra la imposición electoral, advierte
El mensaje de Ríos Montt es Guatemala soy yo, acusa Rigoberta Menchú
"Derechistas y militares apuestan a ganar, por la buena o por la mala, con regalos o con miedo"
BLANCHE PETRICH
Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz, lamenta: "Todos los principios de ley en Guatemala se han roto; la Constitución ha sido atropellada; el derecho de todo ciudadano de ampararse contra una resolución injusta ha sido vulnerado". Para la líder maya, entrevistada vía telefónica desde la capital guatemalteca, la polémica orden de la Corte Constitucional de inscribir sin apelación posible la candidatura del general Efraín Ríos Montt a la presidencia en las elecciones del 9 de noviembre, entraña un mensaje del viejo militar golpista: "Nos está diciendo: šGuatemala soy yo! Nosotros le vamos a responder con una enorme movilización contra la imposición electoral".
A pesar de que el debate actual está centrado en la legalidad o ilegalidad de la candidatura del general golpista, Menchú insiste en que el tema Ríos Montt es secundario. Después de todo, en las encuestas, "el partido del general" suma apenas 10 por ciento de las preferencias. Lo prioritario, asienta, es la gran batalla que empieza a dar el amplio frente cívico que ha madurado en la pasada década con organismos y personalidades que se proponen ser "los ojos, los oídos y la voz en contra de la imposición" eferregista.
Los disturbios del jueves 24 generados por el partido oficial, las constantes provocaciones de seguidores de Ríos Montt en actos de campaña de candidatos opositores y los rumores de movimiento de soldados y conspiraciones golpistas que rondaron la noche del miércoles con insistencia, "buscan alimentar el voto del miedo y la parálisis", señala Rigoberta. "Contra eso debemos movilizarnos como sociedad: contra el pesimismo, la desesperanza, la incertidumbre".
La premio Nobel es optimista. Asegura que el movimiento popular y cívico guatemalteco vive un momento de auge, "con mayor madurez y más infraestructura". Hace 10 años, en las primeras épocas de la posguerra, un movimiento que cuajó en la Instancia Nacional de Consenso se levantó y logró revertir un autogolpe de Estado del entonces presidente Jorge Serrano Elías, el serranazo. Hoy, dice Menchú, se ha gestado algo parecido, "pero más maduro, mejor organizado".
En el Frente Cívico por la Democracia, que movilizó las protestas en contra del registro ilegal de la candidatura de Ríos Montt, están representados los movimientos de derechos humanos, estudiantil, universitario, las iglesias -incluida la católica-, los partidos de oposición y la mayoría de los candidatos a puestos de elección, las distintas barras de abogados y juristas y, de mucho peso, la cámara de la iniciativa privada, el Cacif. Una nueva adhesión al movimiento ha sido el gremio periodístico, que aunque seguía una línea más o menos oficialista, se ha volcado en una crítica casi unánime en contra del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) y de Ríos Montt por el deceso de un veterano periodista de Radio Sonora y Canal 7, que murió de un infarto cuando trataba de huir, con otros reporteros, de las turbas ferregistas que amenazaban con prenderles fuego.
Asamblea del Frente Cívico, el domingo
El próximo domingo, en la capital guatemalteca, este Frente Cívico realizará una asamblea para fijar su posición frente a la orden de la Corte Constitucional, que cierra el debate jurídico sobre la candidatura del militar golpista, aun cuando la Constitución expresamente prohíbe aceptar que políticos que hayan participado en un gobierno de facto aspiren a la presidencia.
Esta resolución de la corte, opina Menchú, "ordena y prohíbe, pasa por encima del derecho ciudadano de apelar en contra de una decisión judicial injusta como en las dictaduras más recalcitrantes del mundo". Suspira: "Cómo se empeñan en volver esos años terribles".
Ella propone superar el nivel de discusión judicial y llevarlo al plano político. "La derecha y el sector castrense están apostando a ganar por la buena o por la mala, con regalos o con miedo. En las zonas rurales la compra del voto es descarada. A los indígenas que se mueren de hambre les ofrecen pollos, azadones, fertilizantes, a cambio del voto. En esto participan el presidente, los alcaldes, los ministerios, las fuerzas armadas. A las comunidades que no apoyan a los ferregistas las amenazan con quitarles el apoyo para su escuela, para su proyectito. En esas zonas los caciques que estuvieron involucrados en las matanzas masivas ahora son los representantes de los comités de desarrollo. A todo ese aparato es al que ahora hay que desenmascarar, desafiar y vencer".
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