Luis Javier Garrido

El final

El discurso oficial sigue hablando de que México es ya "una democracia", pero lo cierto es que el país se halla inmerso en un profundo deterioro de su vida institucional, y que el riesgo inmediato que afrontan los mexicanos en el tramo final del gobierno de Fox no es sólo que prosiga el empobrecimiento de la mayoría, sino que el viraje hacia una mayor derechización.

1. El escenario político y social que le aguarda a México en los próximos tres años es cada vez más incierto, pues las tensiones sociales se agravan ante la incompetencia del gobierno foxista, que sigue mostrando no tener más prioridad que sus propios intereses y de ser incapaz de entender los reclamos de los mexicanos, y la miopía de los partidos políticos, que tienen ya la mirada en 2006 y anteponen las ambiciones de sus miembros a las necesidades populares, y que en algunos casos se opondrán al foxismo en la 59 Legislatura, no por principios, sino porque podría redituarles políticamente en tres años, por lo que las perspectivas de que las cosas cambien están en manos de la sociedad.

2. Los correos cursados entre el ex vocero de Los Pinos, Rodolfo Elizondo, y el político neoleonés Javier Livas, filtrados por éste al diario Milenio, revelan la degradación de la vida pública del país tras las elecciones, ya que muestran a) tanto a un Fox cercado en Los Pinos, controlado por un grupo de sicólogos y publicistas bajo la férula de su esposa, y quien está cada vez más obsesionado por su imagen, habiendo dejado las responsabilidades del gobierno a sus subalternos, como b) a una burocracia del PAN sin más proyecto que controlar el aparato del Estado para imponer las mismas políticas del salinismo, que redujo la supuesta "transición" o "alternancia" a aniquilar al PRI (no a sus políticas o a lo que éste significa) y que se siente defraudada con el primer presidente panista por no darles más espacios.

3. La reacción de Fox tras las elecciones no pudo ser más significativa de su ineptitud, pues en vez de aceptar la necesidad de cambiar de políticas y de colaboradores y de enfrentar la necesidad de que se produzca una verdadera transición política, reduce todo a su imagen personal, culpa a su vocero de la percepción que tienen los mexicanos de su gobierno, y lo remueve, para luego ordenar al secretario de Gobernación que por enésima ocasión busque someter a los dirigentes de los partidos y los lleve a firmar "acuerdos" para imponer los cambios neoliberales que le exige Washington, y que a fin de cuentas nada significan.

4. Lo más patético para Fox es que la prensa internacional alerta a los inversionistas, que tanto deseó atraer su gobierno, sobre el desastre institucional de México y les recuerda que la clave de la salvación del foxismo la detentan quienes han sido sus mejores aliados, que muy difícilmente le darán la "carta blanca" que tanto le urge, el llamado "cambio estructural": Elba Esther Gordillo, Roberto Madrazo y Carlos Salinas de Gortari. Y que no lo harán no sólo porque están preparando el 2006, sino porque tampoco pueden controlar a las fuerzas priístas.

5. Una de las paradojas del que desde 2003 dejó de autonombrarse "gobierno de la transición" (que nunca lo fue), y que ahora se pretende "gobierno de la alternancia", es que el legado que dejará al país habrá de ser no sólo seis años perdidos para rectificar el camino, una nación más desmantelada de sus riquezas básicas, mafias empresariales consolidadas en el control de la riqueza nacional, empobrecimiento general de los mexicanos o esperanzas defraudadas de amplios sectores, sino un deterioro sin precedentes del Estado: tanto del orden jurídico como de la vida política. La experiencia foxista habrá sido depredadora en todos los órdenes.

6. El tramo final de un gobierno que sería del cambio, y terminó por ser de continuidad desastrosa, pondrá a prueba la paciencia de los mexicanos, lo mismo de quienes se creyeron que un empresario derechista como Fox impulsaría políticas diferentes, que de quienes confiaron en que las fuerzas de oposición serían un dique para frenar el deterioro de la vida institucional e impedir la venta del país y la aplicación de políticas antipopulares, o aun de aquellos que no votaron en 2003 y que en nada con-fían en "la clase política".

7. La administración foxista ha actuado bajo los principios de un neoliberalismo a ultranza y lo seguirá haciendo aún más (si es posible), y por eso, en una declaración más de humorismo involuntario, Fox dijo que su gobierno "no es neoliberal". En los próximos años el escenario es más preocupante y reclama vigilancia estricta de la sociedad, pues es previsible que pasando por alto la normatividad del país y buscando burlar la negativa del Congreso a modificar la Constitución en los términos que le exigen en el exterior, Fox pretenda por la vía de los hechos seguir entregando los recursos estratégicos al exterior.

8. El gobierno foxista no tendrá escrúpulos para continuar envileciendo a la sociedad con tal de sacar adelante los programas neoliberales, y así como no abandona su intención de gravar con el IVA a medicinas y alimentos, tampoco deja de lado su propuesta para establecer casinos y casas de juego. El Negro Elizondo, a quien Fox despidió bochornosamente de Los Pinos, olvidándose que le sirvió de manera incondicional, tratando de ocultar a los medios las barbaridades dichas o hechas por él, tendrá la encomienda de sacar adelante el proyecto de los casinos. El turismo no será visto como derecho de los trabajadores (como en el Frente Popular francés de 1937) ni como industria clave del capitalismo (como hace el gobierno argentino), sino en función de los programas del Banco Mundial, al que el Ejecutivo desea obedecer en todo, y de los negocios de los Amigos de Fox.

9. El país no puede descartar el riesgo de que se produzca una derechización más abierta de la vida política y que "el gobierno del cambio" recurra cada vez más a los medios y al aparato represivo del Estado para frenar el descontento social.

10. El final anticipado del sexenio foxista se da en un momento en que la sociedad mexicana, que entiende cada vez mejor lo que pasa, sabe que debe asumir su responsabilidad y que no hay más cambio que el que se produce desde abajo.