México D.F. Viernes 23 de mayo de 2003
Visiones encontradas durante una reunión con miembros de la industria fílmica en la SG
El cine, razón de Estado: Creel; debe ser un negocio: Canales
El secretario de Economía descarta mayores apoyos económicos del gobierno federal
Armendáriz Jr. solicita ayudas fiscales ''para sacarlo del hoyo oscuro y tenebroso''
ALONSO URRUTIA
Llegaron todos los involucrados en la industria cinematográfica, convocados para escuchar el arranque de las discusiones de una nueva política oficial para el séptimo arte y sólo encontraron visiones gubernamentales encontradas. Al fin político, el secretario de Gobernación, Santiago Creel, lanzó: ''en el tema hay un componente cultural que convierte al cine en una verdadera razón de Estado..."
Minutos antes, el responsable de la marcha de la economía en el país, Fernando Canales Clariond, daba su peculiar versión del cine como negocio: "reconociendo por supuesto que tiene un enorme contenido cultural, educativo, de entretenimiento y de diversión, esta industria, señoras y señores, también debe de ser negocio, debe de ser autosustentable''.
Ahí estaba la comunidad cinematográfica que esperaba el relanzamiento del cine nacional escuchando al empresario, hoy secretario de Estado, rematara su frase: "el gobierno tiene una responsabilidad de apoyar, de dirigir, de marcar caminos y señalar pautas, pero dar dinero a todos los sectores es imposible, el gobierno debe gobernar (...) el apoyo que desde el gobierno recibe la industria cinematográfica reconocemos que es poco en términos económicos, y no podrá ser mucho mayor".
Así, sin más, Canales acotó los márgenes que tendrá la Mesa de Trabajo con la Comunidad Cinematográfica Nacional que se estaba instalando, a iniciativa de la Secretaría de Gobernación.
México, cada vez más reconocido, pero...
No era un discurso esperado por la comunidad que acudió a Bucareli. A nombre de los actores, Pedro Armendáriz Jr. dibujaba la contradictoria realidad del cine mexicano: a nivel internacional, a pesar de la escasez de películas, México ha sido cada vez más reconocido en festivales de cine, academias y otros foros por la calidad de las películas, pero enfrenta una seria problemática estructural financiera.
"Esperamos -dijo- que con algunos apoyos fiscales y con la mano de Hacienda podamos poner fin a ese problema estructural y así dinamizar la industria para sacar de ese hoyo oscuro y tenebroso en que se ha metido el cine mexicano durante muchos años", añadió el actor, quien también habló sobre el peso que se debiera cobrar en taquilla para apoyo, ese peso tan amparado.
Después, como integrante del sindicato de Trabadores y de Productores Cinematográficos, Marcela Fernández Violante resumía el desplome de la produccción, pues de 28 cintas que se produjeron en 2000 se pasó a 14 en 2002 y a cinco en este año, pero con ello "damos la pelea y logramos que la gente entienda sus problemas y que en otros países los vean".
Quien esbozó una visión más optimista de la realidad del cine nacional fue el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, Miguel Angel Dávila Guzmán, quien no midió la realidad del cine nacional por la producción de películas, sino por el despegue de las salas cinematográficas.
Dio sus cifras: en los últimos diez años el país pasó de contar con 800 salas en todo el país a 3 mil en la actualidad; la taquilla pasó de 60 millones de dólares anuales a 500 millones.
Una buena noticia, apuntó, es que a pesar de que ha habido poca producción, la participación del cine mexicano en la taquilla ha pasado de representar 2 por ciento de 60 millones de dólares a 10 por ciento de 500 millones de dólares.
Pasos contundentes y saltos de trancas
Ya en su discurso, Canales Clariond retomaría la perspectiva económica del cine nacional, las cifras alegres de haber pasado de 62 millones de asistentes a las salas en 1995 a 152 millones en 2002; o bien el incremento a 2 mil 444 millones de pesos de ingresos para el sector exhibidor, aparte de otros negocios paralelos al cine como las dulcerías, las fuentes de sodas, la publicidad...
No omitió aludir el colapso del cine nacional que ubicó en la década de los 90, como el año de 1997, cuando únicamente se produjeron 9 largometrajes, la cifra más baja desde 1932. En 2000, reiteró, fueron 28 películas y otra vez andamos -de manera alarmante- en 14 en 2002, y destacó la ausencia de la inversión privada en el sector. Todo ello para concluir que la filosofía del gobierno foxista es que el gobierno poco puede hacer solo, pero mucho puede avanzar con la sociedad.
Tocaría el turno a Creel Miranda, quien llegó a plantear la otra cara gubernamental respecto al cine y habló de que, ahora sí, se debe dar un "paso contundente" para fortalecer la cinematografía nacional. Y esto se logrará -dijo- "saltándonos las trancas, dicho de manera campirana, como lo hicimos con el acuerdo por el campo".
En su visión, las discusiones en esta mesa no deberán quedar en palabras y deseos, sino que se debe pasar a la acción, y de entrada dio de plazo el primero de septiembre para que haya una propuesta lista para enviarla al Congreso de la Unión.
De paso matizó las frases del secretario de Economía, aduciendo que se refería a poner en marcha los negocios para que funcionen y generen empleos en la industria cinematográfica y al mismo tiempo riqueza.
Habló del cine y su relación con las "raíces más profundas de nuestra identidad, de nuestra manera de ser, de cómo creamos los mexicanos; de cómo entendemos el mundo, de cuáles son nuestras visiones. En fin, hay todo un componente cultural que convierte al cine en una verdadera razón de Estado para poder promover bajo este nuevo signo de corresponsabilidad entre todos los sectores", remató Creel para dar por concluido, apenas, el arranque de las discusiones sobre la realidad del cine nacional.
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