México D.F. Martes 20 de mayo de 2003
Marco Rascón
Las disyuntivas para el rescate del PRD
Para existir la izquierda mexicana debe reorganizar sus formas de pensar y actuar. El pragmatismo en boga no fortalece, sino que diluye toda posibilidad de perspectiva; el pragmatismo carece de futuro porque desprecia la memoria y únicamente depende de reacciones momentáneas o del presente. Esta crisis de conceptos y de valores en la izquierda mexicana forma parte de la crisis general de partidos y del sistema político en México, encubierto y justificado con la idea de una "transición", que más bien está vacía y huele a descomposición.
El PRD, conducido por el pragmatismo y el burocratismo de grupos minoritarios, se considera representante de la izquierda porque se convirtió en aliado e interlocutor protegido de las oligarquías económicas, por lo que para reorganizar el pensamiento y la forma de actuar requiere crear referentes que cuestionen y propongan salidas a la crisis del sistema de partidos, no que se beneficien de ella.
Una prueba de esa crisis política y de partidos es el alejamiento de las urnas y la creciente abstención ciudadana, lo que pareciera no importar a ninguno de los contendientes, pues no afecta la distribución de prerrogativas, ya que éstas se cobran en función de porcentajes, no del número de votos sufragados.
La sociedad paga muy caro un espectáculo malo. El espectáculo de políticas clientelares, negocios publicitarios, desparpajo y ocurrencias declarativas, pleitos y alianzas de familia ha hecho de las elecciones un problema, más que una vía para encontrar soluciones.
Lo electoral es una lluvia de imágenes carentes de contenido. Las campañas de los candidatos más parecería certamen de reinas de feria, porque la disputa no radica en elegir a la más bonita, sino a la que tiene más dinero para dárselo a los medios. El tiempo electoral en los medios se igualó al deportivo, aunque al menos en este último algo queda de pasión por la camiseta, no así en el electoral, donde las campañas se mueven según el tamaño de la nómina del partido.
La crisis de los partidos en México proviene del sistema electoral, lo que explica la decadencia del sistema partidista. Esto ha conducido -y no sólo en México, sino en el mundo entero- a la racionalización del pesimismo, y ahora se habla de "transformar el mundo sin tomar el poder" como alternativa frente al poderío militar, mediático y financiero de las derechas.
La perspectiva de refugiarse en catacumbas para sobrevivir en un marginalismo positivo de pequeños mundos o aldeas, mientras sobreviene la hecatombe imperial, como sucedió al imperio romano, se ha generalizado; por eso para que la izquierda reorganice la forma de pensar y actuar deberá partir de la crisis de los sistemas de partido y la desilusión práctica, que busca tejer alternativas al margen de la disputa por el poder. En esencia entre los pueblos esclavizados por la globalización imperial militar está naciendo un nuevo cristianismo (no necesariamente religioso), basado en la ética y contra el fariseísmo en que se convirtió la política, aun la que se proclama electoralmente progresista.
El ataque a Irak y la escala de amenazas contra toda forma de pensar y disentir fortalecen este nuevo cristianismo que busca reafirmarse en las formas de ser, de producir localmente, de intercambiar bienes e ideas sin crear estructuras de poder. En ese sentido, la abstención hoy sólo es aparente y hacia elecciones convocadas por partidos sin credibilidad, pues la sociedad, a diferencia de otras épocas, ahora está activa en esta forma de desarrollarse, actuando en catacumbas, siempre bajo amenaza de ser destruida por el fariseísmo de los partidos locales, protegidos desde la esfera imperial.
En América Latina, México y Argentina expresan, por un lado, el comportamiento frente a la crisis del sistema de partidos que ha provocado creciente abstencionismo y, por otro, los límites de la (no) estrategia de "transformar el mundo sin tomar el poder", lo cual acrecentó las fantasías de Menem para regresar al poder. No es casual -y seguramente Carlos Salinas está en este momento planeando la manera de regresar para tomar el control-, pues el vacío y la debilidad política son un estímulo para las fantasías de los audaces.
Desde esta óptica el intento de rescatar al PRD, su memoria y perspectiva, pasa necesariamente por definirse frente a la crisis del sistema de partidos y las posiciones que plantean como reto y estrategia la no política: transformar el mundo sin disputar el poder.
Si el PRD se propuso en su nacimiento ser un partido de nuevo tipo, diferente a los anteriores, la idea de rescatar esa historia y su valor exige pensar y actuar, tomando como base estas dos realidades extremas. [email protected]
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